Cuestión de confianza

El discurso que el presidente Suárez ha dirigido al país y al Congreso de los Diputados ha sido algo así como la quinta parte del primero que pronunció. Los mismos planes, iguales intenciones, parecidos términos, semejantes imposibilidades y consiguientes «desencantos».Donde se sentaba Abril se sienta Leopoldo; donde Landelino, Paco; en el sillón de Marcelino, Pérez-Llorca; en el de éste, Martín Villa, y en el de Suárez, Suárez.

Nada cambia, todo sigue igual, y los españoles lo vemos. Ni Blas Piñar, ni Fraga son capaces de elaborar un verdadero programa de la derecha, como tampoco UCD cumple con él. Y la oposición de izquierda.El PSOE es la altemativa y lo seguirá siendo; el PCE, los movilizadores. Ni unos ni otros logran que en los ayuntamientos se encuentre la forma de salir de la risis que atraviesan, por más que los sean el poder en los municipios.

Después de un Gobierno vuelve el otro, el que ya se había quitado por no cumplir o por hacer sombra eI jefe; después del actual, ya veremos a quién se quita y quién se pone. Mientras, seguiremos con el desencanto, la crisis económica, el aro, las autonomías y todo lo demás. Lo importante es que ya tenemos nuevo Gobierno, que UCD sigue unida y que la oposición se quema por momentos antes de llegar al poder. ¿Qué no hubiera pasado si lo alcanza en las asadas elecciones? ¿Qué quedaría e UCD si las pierde? En Fin, que está claro que la política es algo demasiado importante como para ponerla en manos de los políticos./ .