Cuestión de confianza
Acabo de escuchar por radio, en directo, el discurso del presidente Suárez y, como ciudadano de a pie, y en solidaridad con los demás, establezco en mi escala de valores una preferencia del tema económico a la configuración política de la nación.En repetidas ocasiones, he leído opiniones de una Figura tan prestigiosa en el campo económico como el profesor Fuentes Quintana acerca de la credibilidad -o factibilidad- de un programa económico, siendo condición inexcusable la cuantificación de tal proyecto o programa. Y, desde mi modesta atalaya sobre mis propios asuntos, he tenido ocasión de corroborar tal consejo.
El discurso de Suárez me ha parecido tan encantador como todos los suyos, pero sin cifras; por tanto, no me parece, a priori, coherente. Ojala el desarrollo posterior de los acontecimientos configure coherencia a los mismos. Sería una pena que todo quedara en una piadosa declaración de intenciones como las que se expresan al comienzo de un nuevo año o al final de unos ejercicios espirituales. /