Las soluciones pasan por el consenso político

Para Rafael Escuredo, presidente de la Junta de Andalucía y diputado del PSOE, «la situación en Andalucía, desde el punto de vista económico y social, es tan grave que cualquier planteamiento que trate de capitalizar el descontento, o sacar dividendos electorales de la misma, es irresponsable». La solución de Andalucía pasa en estos momentos por dos premisas:1. La unidad de las fuerzas políticas andaluzas para establecer un diagnóstico de la situación y elaborar una serie de alternativas.

2. Una unidad de las fuerzas políticas en torno a la Junta de Andalucía, en un marco de entendimiento y colaboración con el Gobierno.

Entendimiento y colaboración que en ningún caso puede ser confundido con «entreguismo», puntualiza Escuredo. La tensión social es altísima en Andalucía («es un volcán permanente»). «El hecho de que no estalle es lo que hace que no se adopten medidas urgentes». Para el presidente de la Junta, los hechos de Marinaleda no se han valorado suficientemente. Son situaciones que «o te subes en la cresta de la ola o te sobrepasa».

Rafael Escuredo tiene muchas dudas sobre la voluntad del Gobierno de llevar adelante el PUA, pese a la firma de UCD. «Nosotros no vamos a avalarlo como Junta de Andalucía hasta que veamos que se incluyen las cantidades acordadas en los Presupuestos Generales del Estado y veamos que se invierten las cantidades fijadas en los sectores previstos». Por otra parte, el presidente de la Junta de Andalucía es consciente de las limitaciones del plan: «El PUA sólo sirve para resolver algunos problemas y reducir la tensión».

Escuredo dijo también que ante el próximo conflicto que pueda producirse en el campo andaluz, «el PSOE no va a permanecer en posición contemplativa», y que los socialistas asumirán las reivindicaciones justas que se: planteen. «Ni el PSOE ni la Junta de Andalucía pueden desempeñar un papel de apagafuegos», añadió refiriéndose a las responsabilidades del Gobierno en Andalucía. Más adelante manifestó que estaba cansado de ver cómo se utilizaba Andalucía en términos estéticos o de coartada, pero no en términos de solidaridad. «Hablan de solidaridad», dijo, «pero ni el Gobierno con su actuación, ni el PNV con su ausencia del Congreso cuando la modificación de la ley de Referéndum la han demostrado. Y el problema de España no se llama Euskadi o Cataluña; se llama Andalucía».