Breznev califica a Kania de "campeon de los ideales del comunismo"
La pausa de reflexión que retrasó durante horas en la URSS el mero anuncio de la sustitución del primer dirigente polaco, Edvard Gierek, por Stanislaw Kania concluyó la tarde de ayer con la publicación de los mensajes de Breznev al nuevo jefe del partido polaco, y de Kosiguin al primer ministro, Pinkowski. El telegrama de felicitación de Breznev a Kania despeja, de momento, cualquier duda respecto a la actitud soviética, al decir: «Comunistas y trabajadores en la URSS te conocen como valeroso campeón de los verdaderos intereses y bienestar del pueblo, de los ideales del comunismo, de reforzar el papel dirigente del partido y consolidar las posiciones del socialismo en Polonia, y como hombre que mantiene firmemente el internacionalismo proletario y la inviolable amistad de la República Popular de Polonia con la URSS y otros Estados socialistas hermanos... Te deseamos gran éxito en esta causa responsable y grande».En los últimos días se habían captado indicaciones de que Moscú veía con recelo y disgusto la actuación de Gierek -por otra parte en aparentes buenas relaciones con el primer dirigente soviético, Breznev, con quien se ha encontrado este año varias veces. La última hace apenas un mes, en Crimea, y cuyo prestigio internacional le permitió servicios tan valiosos como mediar en la preparación de la primera entrevista mantenida por Breznev con un dirigente occidental, Giscard d'Estaing, a máximo nivel desde la intervención en Afganistán -durante la presente crisis, pero su margen de confianza no parecía tampoco agotado desde el punto de vista de los dirigentes soviéticos. Nada se ha traslucido hasta ahora respecto a la acogida de su sucesor, Kania, aunque su «ortodoxa» hoja de servicios en el partido desde 1945 debería, en principio, ser una recomendación.
Prensa menos crítica
Por lo demás, los medios soviéticos, que a principio de semana lanzaron repetidos torpedos de aviso contra la actuación de «fuerzas antisocialistas», apoyadas en su labor subversiva, incluso financieramente, por Occidente, parecían algo más apaciguados el jueves, ante las reiteradas protestas de fidelidad en la Prensa y por parte de figuras polacas a los principios fundamentales del socialismo, en especial el papel dirigente del partido y la inconmovible alianza con la URSS y demás países hermanos del Pacto de Varsovia.El viernes, ante la intervención del nuevo jefe de Gobierno, Jozef Pinkowski, en la Dieta (Parlamento) para presentar un programa de medidas de urgencia, aguardado aquí con singular expectación como indicativo del aspecto práctico de las concesiones arrancadas por el movimiento huelguístico, Tass renunció a su «parte» diario y se limitó a ofrecer dos resúmenes -uno más breve, a efectos de facilitar la difusión- del discurso de Pinkowski, bastante fieles al original, aunque manteniendo la reticencia a mencionar los nuevos sindicatos independientes y destacando las referencias en consonancia con la línea soviética: denuncia de la actividad subversiva, del endeudamiento, de la fidelidad a losprincipios fundamentales y, sobre todo, a la alianza y cooperación con la URSS, a la que se da el primer papel indiscutible, no sólo en lo político, sino en lo económico.
Creciente inquietud
Muestra, sin embargo, de corrientes de inquietud cada vez más viva en los círculos soviéticos es la multiplicación de citas o comentarios que sólo cabe calificar de inquietantes: la de un artículo del órgano militar polaco Zolnierz Wolnosci, en que se suscitaba el peligro de la crisis para la defensa -y no se olvide que no pocos analistas opinan que no fue tanto la «liberalización» interna de la «primavera de Praga» lo que decidió la intervención, sino la imprudente propuesta pública de abandonar el Pacto de Varsovia, es decir, el peligro para el sistema defensivo soviético.Otro artículo del órgano central checoslovaco, Rude Pravo, en que, sin mencionar directamente la situación en Polonia, recordaba la experiencia de «subversión anticomunista» de la «primavera de Praga».
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