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El nuevo dirigente polaco promete cumplir los acuerdos con los huelguistas

El nuevo primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista), Stanislaw Kania, aseguró ayer, en su primer discurso al país, que cumplirá los acuerdos firmados con los huelguistas de los astilleros y las minas, pero advirtió también sobre el peligro representado por los «adversarios del socialismo», que actúan «en contra de los intereses obreros».

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La alocución del nuevo líder comunista polaco, designado en la madrugada de ayer al término de una tensa sesión del pleno del comité central, que fue leída ante las cámaras de televisión por un presentador, no parece anunciar ningún cambio político importante, caracterizándose más bien por su tono conciliador, tanto de cara al movimiento obrero como de cara a la URSS, a la que agradeció su «comprensión».Kania, un burócrata que ha hecho toda su carrera en el partido, anunció a continuación la convocatoria de un congreso extraordinario del POUP, al tiempo que elogió «los méritos incuestionables» de su predecesor, Edvard Gierek, aquejado oficialmente de una dolencia cardiaca. El discurso de Kania, que es en realidad el texto de su intervención ante el comité central, concluye confiando en que «llegará un día en que, los obreros polacos podrán de nuevo considerar al partido como "su" partido».

Esta primera intervención pública de Stanislaw Kania, 53 años hombre casi desconocido para el ciudadano polaco, fue seguida con interés por los varsovianos, que durante la mañana de ayer hicieron cola para comprar los periódicos, ávidos de noticias.

Pero, hasta ahora, se dispone de escasas indicaciones sobre las intenciones del que fue responsable del Ejército y policía y que se ha convertido en el más joven dirigente de un país socialista, aunque algunas fuentes señalen que Kania adoptó una actitud conciliadora con los huelguistas y se opuso a la utilización de la fuerza del Estado contra ellos.

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La ascensión de Kania es una primera etapa en la lucha por el poder dentro del PC polaco

Viene de primera páginaEdvard Gierek, primer secretario del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP), fue depurado, en la madrugada de ayer, de todos sus cargos en el buró político y secretariado, siendo sustituido por Stanislaw Kania.

Horas antes de producirse la destitución, Gierek fue internado en un hospital de Varsovia. Tanto las fuentes oficiales polacas consultadas, como otras periodísticas y diplomáticas, coinciden en afirmar que es seguro que Gierek sufrió en las últimas 48 horas una aguda crisis cardiaca.

Sin embargo, la deficiencia de salud no ha influido para nada en los cambios originados en la cumbre del aparato comunista polaco, un nuevo primer secretario, dos miembros también nuevos en el buró político y tres flamantes secretarios del comité central.

El relevo de Gierek tan sólo se ha adelantado algunas semanas. La promoción de Stanislaw Kania, hombre de evidente poder en el POUP, completa un primer ciclo de la lucha en el seno del partido, que comenzó con la cuarta sesión plenaria, que culminó el pasado agosto con la depuración de los más próximos colaboradores de Gierek, entre ellos el primer ministro, Edvard Babiuch.

Sin embargo, el nombramiento de Kania está sujeto a no pocas controversias, y todo indica que su promoción fue precedida de una tumultuosa sesión plenaria del comité central, convocado urgentemente tras la sesión del Parlamento para escuchar el discurso «programático» del actual primer ministro, Josef Pinkowski.

El anuncio del nombre del nuevo primer secretario del POUP se hizo público en la madrugada, por lo cual los periódicos más importantes, como el órgano del partido, Tribuna Ludu, y Zycie Warszawy, salieron a la venta a las 10.30 de la mañana, incluyendo las fotografías y biografías de los nuevos promocionados, provocando ante los quioscos aparatosas colas de personas.

Algunos polacos se quedaron extrañados por la promoción de Kania, cuando se esperaba ver a Stefan Olszowski convertido en nuevo líder del POUP.

Cinco hombres nuevos

La ascensión política de Stanislaw Kania lleva aparejada la promoción de cinco hombres nuevos: Tadeusz Grabski, depurado el pasado mes de noviembre, un hombre del. sector «reformista», de Zdzislaw Kurowski y Jerzy Wojtecki, los tres al secretariado del partido, y los nuevos miembros del buró político, Andrzej Zabinski y Kazimierz Barcikowski, hasta ahora sólo suplentes.

En cuanto a las conexiones entre ellos, puede decirse que Zabinski, Kurowski y Wojtecki comenzaron la carrera política en la organización juvenil, que desempeñó un papel importante en los acontecimientos de 1956. Grabski respalda firmemente las tesis de Olszowski, y el viceprimer ministro, Barcikowski, garante de los acuerdos de Szczecin, pertenece al sector economicista del partido.

En la batalla ganada por Kania puede haber contado con el peso la opinión del ministro de Defensa, Wojciech Jaruzelski, miembro del buró político. Una noticia aludió a que en la sesión del 24 de agosto, con la primera cascada de depura ciones y promociones, Jaruzelski solicitó los cambios de personas, incluido el propio Gierek, tenien do presente la opinión del Ejército, dispuesto a no implicarse en una acción armada contra los movimientos obreros y buscar la forma de evitar, con el recambio de dirigentes, «la huelga general», según palabras de una fuente próxima al POUP.

En todo este proceso intervendría Kania en calidad de miembro del buró político, encargado de cuestiones de organización, defensa e interior, lo que le daba un peso específico a la hora del relevo de Gierek, desprovisto de sus aliados, con su imagen desprestigiada y el país con una deuda externa de 20.000 millones de dólares, que crecerá este año, y un incontenible movimiento obrero independiente dispuesto a transformar el régimen de una manera u otra. Y, finalmente, un escándalo de robo y corrupción en el que está implicado el ex director de la televisión polaca Maciej Szczepariski, íntimo amigo de Gierek, y colocado por él en el cargo.

De esta forma no se ha logrado la unidad en las altas esferas del partido, y el nacionalista, más que «Iiberal», Stefan Olszowski debe esperar otra vez su turno.

¿Nacionalista o mafioso?

La política de Olszowski, de defender medidas reformistas y de aplicación exclusiva por los polacos, es considerada demasiado avanzada por un sector del aparato, aún sorprendido por la precipitación de los acontecimientos. En Varsovia no se quiso comentar la posición soviética ante Olszowski, quien parece conectar muy bien con el acendrado carácter nacionalista polaco, aunque el disidente Adarri Michnik lo califica de «mafioso» y un ortodoxo joven comunista de «representante del nacionalismo egoísta». Por ello, precisamente, algunos sectores ideológicos le han calificado de «revisionista».

Esta situación de frágil compromiso quedó reflejada igualmente en la sesión parlamentaria del pasado viernes, donde el primer ministro, Josef Pinkowski, pronunció un discurso «poco brillante», según el influyente redactor jefe del semanario Polytika, Mieczyslaw Rakowski, y se limitó a exponer la necesidad de dar viabilidad a los acuerdos alcanzados con el Comité de, Huelga interempresas (MKS), pero sin establecer el más mínimo programa de Gobierno.

La sesión sirvió además para que diversos sectores de la sociedad, encuadrados en el Frente Nacional, expusieran sus críticas.

La opinión general supone que el nombramiento de Kania trata de superar las disensiones internas del POUP, intentando lograr un consenso que elabore un programa capaz de afrontar una crisis de proporciones alarmantes.

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