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Grave crisis entre los sectores duro y reformista del Ejército salvadoreño

La grave crisis que ha estallado en el seno de la junta cívico-militar que gobierna El Salvador se ha extendido a sectores militares, a raíz de la decisión unilateral del coronel Jaime Abdul Gutiérrez, miembro de la Junta de Gobierno, de destituir a varios jefes y oficiales del sector «moderado» o «reformista» de las fuerzas armadas. Jóvenes oficiales del cuartel El Zapote, de San Salvador, ocuparon ayer una emisora de radio, en señal de protesta, y pidieron la dimisión del ministro de Defensa.

Los jóvenes oficiales, del sector «moderado», plantearon, a través de la radio, una serie de condiciones para superar la crisis actual, entre las que destacan la anulación de la citada orden, la dimisión del ministro de Defensa, coronel José Guillermo García -que firmó la decisión del coronel Gutiérrez-, y la de su subsecretario, coronel Carranza, así como la retirada del ejército de la Universidad de San Salvador.Estos oficiales han recibido el apoyo de sus compañeros de armas de otros cinco cuarteles y de los comandos especiales de San Francisco Boteras.

El coronel Adolfo Arnaldo Majano, también miembro de la Junta de Gobierno, que está señalado como el líder del sector «moderado» del Ejército, se trasladó ayer al cuertel El Zapote -situado junto a la presidencia salvadoreña-, donde mantuvo una reunión con los oficiales, y calificó de «ilegal» la decisión del coronel Gutiérrez por no haber sido aprobada por los cinco miembros que componen la Junta. «Una gran mayoría de oficiales comparte esta opinión», dijo Majano, que reiteró no estar dispuesto a dimitir de su cargo.

El coronel Majano había impugnado rotundamente estas destituciones en una reunión tumultuosa de la Junta de Gobierno, celebrada el lunes en la capital salvadoreña.

Majano formuló duras críticas contra el coronel Gutiérrez, al que acusó de haber decidido la destitución de los militares «moderados» sin realizar consultas con el resto de los miembros de la Junta de Gobierno, entre los que se encuentran él mismo y tres dirigentes del Partido Demócrata Cristiano. En consecuencia, el coronel Majano se opuso a la decisión -cuya anulación pretende conseguir- que para la mayoría de los observadores políticos significa un desplazamiento todavía más acentuado de la línea reformista, preconizada por el sector militar que encabeza el propio Adolfo Majano.

La nueva crisis, cuyas consecuencias políticas son imprevisibles, por hallarse El Salvador en una espiral aguda de enfrentamientos bélicos entre la guerrilla unificada, la oposición democrática y la Junta de Gobierno, respaldada sólo por el PDC y las fuerzas armadas, supone una fase más en la sorda lucha entre las facciones «dura» y «moderada» del Ejército de El Salvador, para hacerse cargo del control político-militar.

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Aniquilación de la guerrilla

La denominada línea «dura», encabezada por el coronel Jaime Abdul Gutiérrez, preconiza veladamente la aniquilación completa de la guerrilla salvadoreña, se opone rotundamente a cualquier tipo de diálogo con la oposición -a la que ignora políticamente- e intenta conseguir por todos los medios la coordinación militar con las fuerzas armadas de Guatemala y Honduras, para erradicar los focos guerrilleros en todo el área. Asimismo, esta línea, que se ha mostrado abiertamente condescendiente con un sector militar muy vinculado a las fuerzas paramilitares y parapoliciales, que protagonizan la represión clandestina contra la oposición y la guerrilla, acepta todavía de mala gana la presencia política de los democristianos en el seno de la Junta.Por su parte, el coronel Majano y el sector militar que le secunda propugnan una línea calificada de moderada, y que consiste en la aplicación de una serie de reformas en la estructura de la propiedad de El Salvador, con ciertas -aunque tímidas- concesiones a los sectores mayoritarios del campesinado salvadoreño. La reforma agraria preconizada por este sector se realizó de un modo lento en la etapa en la que Majano parecía ser la figura clave de la Junta de Gobierno. A esta etapa siguió un paulatino deterioro de los poderes de Majano en la Junta, en provecho del coronel Jaime Abdul Gutiérrez.

En cuanto a la oposición, el sector reformista de Majano preconizaría una represión selectiva contra los núcleos guerrilleros más radicalizados, pero esta represión no sería extensible a las fuerzas políticas del país, que, a excepción de un sector poderoso de la democracia cristiana, combaten abiertamente la política interior y exterior de la Junta cívico-militar.

La decisión unilateral del coronel Jaime Abdul Gutiérrez pone de manifiesto el antagonismo imperante en el seno del máximo órgano político de El Salvador, en una etapa en la cual la extensión de los enfrentamientos armados entre la guerrilla unificada y el ejército se ha ampliado a todo el país. Según un comunicado dado a conocer el martes en México por la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU), sólo entre el 18 de julio y el 9 de agosto se registraron diariamente en El Salvador tres operaciones guerrilleras de envergadura.

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