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Progresivo deterioro de la plaza Mayor de Salamanca

La plaza Mayor de Salamanca se encuentra en un proceso progresivo de degradación que hace temer por el vuelco de algunos elementos, sobre todo de aquellos que se encuentran más expuestos a los fenómenos atmosféricos en antepechos o cornisas, como las estatutas y otros objetos ornamentales. Esta situación se ha puesto de manifiesto a través del informe de un arquitecto del ayuntamiento salmantino, Fernando Bueno, realizado tras el desprendimiento de algunas piedras de la fachada.

El ayuntamiento de la ciudad se ha dirigido al ministro de Cultura, a la Dirección General del Patrimonio y al Consejo General de Castilla y León para que se ponga remedio al grave deterioro que sufre este monumento nacional, cuya construcción inició en 1729, bajo la dirección de Alberto Churriguera, y se concluyó en 1755, según el proyecto definitivo del arquitecto García de Quiñones. La degradación que experimenta la plaza Mayor tiene relación con las características de la piedra de Villamayor, típica de la arquitectura salmantina, muy arenisca y degradable.

Los elementos salientes son los más deteriorados, no sólo por la pérdida de coherencia, sino también por la disminución de las secciones. Se han observado roturas en gran parte de las piedras que componen aquellos elementos, así como el peligro de desprendimiento de unas gárgolas metálicas que se hallan comidas por el óxido. «De continuar en la forma progresiva las lesiones indicadas, éstas podrían verse aumentadas, sobre todo por el peligro de vuelco que se está haciendo patente por la pérdida de sección», señala el informe.

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