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Borges reivindica la obra de Cansinos Asens

El escritor argentino Jorge Luis Borges dedicó el martes una conferencia en memoria del sevillano Rafael Cansinos Asens, «injustamente olvidado», según dijo el poeta.Organizada por el Instituto Argentino de Cultura Hispánica, la conferencia tenía como motivo el 81º cumpleaños de Borges, que se celebró el pasado domingo, y se dejó absoluta libertad al poeta en la elección del tema, que decidió dedicar a Rafael Cansinos Asens.

«Conocí a Cansinos», dijo Borges, «en 1920, en Madrid, en la tertulia del Café Colonial. Fue mi maestro. Para Cansinos, una biblioteca era un gabinete mágico, los personajes permanecen dormidos hasta que el conjuro los despierta, el conjuro es abrir el libro y leer sobre ellos».

«Cansinos, inteligente y de pocas palabras, sabía diecisiete idiomas clásicos y modernos, leía la Biblia en el texto original y se convirtió al judaísmo por convencimiento, sin tener ningún antecedente genealógico judío».

«El divino fracaso, su libro que más me impresionó, no es un hecho casual: creo que Cansinos buscó el fracaso. Comprendió que el fracaso es más rico que el éxito, hizo todo lo posible para fracasar. Se apartó de sus contemporáneos, hizo el elogio de Concha Espina y otros escritores mediocres...».

Siempre en palabras del escritor argentino, «el olvido es la meta, la meta es el olvido, dijo un poeta griego. Así, Cansinos, buscando lo que está condenado, lo encuentra».

Primer traductor del ruso

«Recuerdo», dijo también Borges, «un poema de Cansinos. El dice a una mujer que la amará siempre y asegura: yo seré como un tigre de ternura. Pues bien, bastaría esa línea para que sepamos que era un poeta».«Sólo un poeta puede concebir ternura en un tigre, símbolo de la ferocidad.... pero cuando estuve en España comprobé con tristeza que Cansinos había sido olvidado y murió hace pocos años».

Borges resaltó a continuación que Cansinos fue el primer traductor directo de la literatura rusa al castellano y recordó libros como El divino fracaso y El candelabro de los siete brazos.

Señaló que el poeta sevillano, fundador del movimiento ultraísta, «afortunadamente pasado», tenía un único temor: ser insensible a los cambios de la poética, a las nuevas formas literarias.

Borges añadió que sus dos metas actuales son reivindicar la memoria de Cansinos y del poeta argentino Leopoldo Lugones, y que, hecho esto, poco más le queda por hacer.

El escritor argentino se extrañó del «lamentable e injusto olvido» a que fue condenado Cansinos y abogó por una recuperación y reedición de las obras del gran poeta.

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