_
_
_
_
LA LIDIA: QUINTA CORRIDA DE LA FERIA DE BILBAO

La tarde de la diarrea

Paquirri se va de vareta. Ayer no compareció en Bilbao, donde estaba anunciado. Desde Ciudad Real avisó que tenía diarrea. A los toreros también pueden pasarles estas cosas tan prosaicas. Lo que ocurre es que unos las dicen, como Paquirri, y otros no, como Manzanares, quien entró en el mismo estado patológico que su compañero en cuanto se vio delante de un bravísimo toro de Atanasio Fernández. La tarde, como puede comprobarse, era de diarrea.La afición bilbaina, tantico amostazada con los desplantes y los platones de las figuras, manifestaba sus dudas acerca de la enfermedad de Paquirri. Nosotros no tenemos absolutamente ninguna. A un torero que se cree figura y que no lleva gente a la plaza, lo más lógico es que le entre diarrea. Si además si allá donde sospecha no irán a verle, le esperan unos hermosos y bien armados toros, la diarrea puede desembocar en colitis galopante.

Plaza de Bilbao

Quinta corrida de feria. Toros de Atanasio Fernández, muy bien presentados y armados; muy bravo el segundo, nobilísimo el quinto, inválidos primero, cuarto y sexto, con dificultades el tercero. Curro Vázquez: pinchazo hondo y rueda de peones (silencio). Dos pinchazos sin soltar y estocada atravesada (silencio). José Mari Manzanares: pinchazo sin soltar y otro hondo (gran bronca). Dos pinchazos sin soltar y estocada desprendida (ovación y salida al tercio). Tomás Campuzano: estocada (oreja, petición de otra y dos vueltas al ruedo). Pinchazo, otro hondo caído y tres descabellos (ovación). Tomás Campuzano sustituyó a Paquirri, que estaba anunciado, el cual había avisado desde Ciudad Real, donde toreó el día anterior, que estaba indispuesto con diarrea. Hubo, por primera vez en la feria, una magnífica entrada. Los tres diestros brindaron al lendakari Garaikoetxea sus primeros toros.

Hizo bien Paquirri en no acudir a la cita bilbaina, si está diarreico. Un ciudadano cualquiera, cuando le da el apretón, sale corriendo, echa los pantalones abajo, y a descansar. Un torero, en cambio, lo tiene más difícil, porque le puede dar el apretón en medio de un derechazo y, para colmo, la taleguilla no se pone y se quita como si tal cosa. Pero, por añadidura, acertó Paquirri quedándose a la vera del escusado, porque le hizo un gran favor a la empresa. Quitando del cartel al diestro barbateño y poniendo en su lugar a Tomás Campuzano, la gente acudió en masa a la plaza y por primera vez en la feria hubo una magnífica entrada.

El desarrollo de la lidia demostraría finalmente que salimos ganando con el cambio. Tomás Campuzano tuvo una actuación responsable, valiente y torerísima. Los cinco naturales en dos tandas que cuajó a su primer toro, reservón y, por tanto, nada claro, fueron de antología. Con la derecha abusó del pico, y a la faena le sobraron muletazos por esa eterna manía de pegar pases vengan o no a cuento; pero esos naturales, en los que dominó al toro -lo metió en la muleta, cargó la suerte, vació con limpieza, ligó con mando- revivieron los más difíciles y rutilantes cánones de la tauromaquia. En el sexto, inválido, asimismo reservón e incierto, volvió a estar valentísimo.

Campuzano les dio ayer un baño en toda regla a las figuras tirraicas y, de paso, les enseñó cómo debe hacerse el torero. Que no es exactamente lo de Manzanares en el quinto, el mejor de la corrida, una res pastueñas, con una embestida que ni soñada; no es -como hizo- embarcar con el pico, medio tumbarse en el cite y ya casi tumbarse el todo en el remate de la suerte, ni siquiera es jugar al pasa-torito, con las zapatillas juntas, cuando el toreo fundamental no ha sido hecho. Y el caso es que esa faena superficial, muy aplaudida, fue lo único útil de Manzanares, pues en el otro toro, que era muy bravo, y en esa bravura estaba su único problema, se asustó, tiró líneas, corrió cuanto hay que correr, mientras el público le dedicaba una bronca monumental. La imagen del desastre compuso Manzanares en ese toro.

De los tres inválidos que salieron por los chiqueros, dos le correspondieron a Curro Vázquez, a quien, naturalmente, le fue imposible ligar nada, porque en cada muletazo los animalitos perdían las manos o se pegaban la costalada. Eso sí, el fino diestro linarense estuvo tan tranquilo (y yo) y, además, sin que le entrara la diarrea ni esas cosas. No como a otros.

Asistió Garaikoetxea

Como decíamos al principio, el lendakari Garaikoetxea asistió a la corrida, acompañado del alcalde de Bilbao, Jon Castañares. La presencia de ambos dirigentes del Partido Nacionalista Vasco da una idea de la importancia que ha querido dársele en la capital vasca a esta feria de agosto, a la que la afición acude, como siempre, esperando la sorpresa buena o el desplante desagradable. La magnífica entrada de ayer es una prueba de lo que podría ser esta feria si por todas partes hubiera el entusiasmo que el público sigue mostrando por la fiesta. La reacción de los espectadores, por otra parte, es una muestra del espíritu crítico con que la afición bilbaína se enfrenta a los espectáculos taurinos. La feria de Bilbao es, en fin, una prueba que hay que tomar en consideración para tener un pulso cierto de lo que es hoy el mundo del toro.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_