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Restauración parcial de la sillería gótica de la catedral de Oviedo

Parte de la sillería gótica del siglo XV de la catedral de Oviedo, que se encontraba en un estado de deterioro tal que rayaba en la desintegración, ha quedado completamente restaurada, gracias a la financiación de la Foundation for Monuments, de Washington, cuyo director, el coronel James A. Gray, se comprometió el año pasado en Oviedo a salvar las sillas góticas de la catedral, muy poco comunes en España. Los baldaquines, todos ellos tallados de manera distinta y con habilidad exquisita, son los más bellos del país. Los respaldos, que constan de bustos de apóstoles y profetas, son también de la más alta calidad.

La restauración fue realizada por los artesanos ovetenses Manuel Marino y Luis Espino en nueve meses. Los historiadores norteamericanos de arte Dorothy y Henry Kraus supervisaron la obra, ayudados por una beca del comité conjunto hispano-norteamericano para asuntos educativos y culturales de Madrid y Washington. Las veintiún sillas, utilizadas para los oficios divinos del cabildo hasta 1902, se encuentran de nuevo en la sala capitular de la catedral.Dorothy y Henry Kraus manifestaron: «Estamos sorprendidos y consternados por el deterioro de algunas sillerías españolas, especialmente en Sevilla, donde las hermosas misericordias están desapareciendo prácticamente, debido a la acción de los termes. En nuestros viajes nos han inquietado las noticias de que las autoridades de varias iglesias contemplan, sin hacer nada, la destrucción de sus coros centrales y el cambio de sus sillerías a otros lugares, justamente lo que se hizo en Oviedo en 1902, con resultados desastrosos. Por este motivo solamente hemos podido salvar un cuarto de las ocho sillerías originales».

En 1902, el obispo Martínez Vigil decidió retirar todo el viejo coro de la nave central de la iglesia metropolitana. Al desmontar la magnífica decoración desaparecieron la reja, trascoro, órganos y púlpitos y las sillas fueron divididas en dos lotes. Las 45 superiores quedaron depositadas en la sala capitular, donde desaparecieron en octubre de 1934, al ser volada con dinamita por los mineros. Entonces se salvaron 35 sillas bajas, que fueron trasladadas a la capilla de Santa Bárbara. Años más tarde fueron violentamente desmembradas y llevadas al claustro alto de la catedral, donde permanecieron olvidadas hasta fecha reciente. La sillería fue descubierta por los señores Kraus a finales de 1976, con motivo de una gira que realizaban por España, para recoger material con destino a un libro.

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