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La política exterior americana y Europa

( ... ) No es difícil dar ejemplos de vacilaciones en la política exterior de Estados Unidos. Las indecisiones que precedieron la caída del sha y el cambio de la Administración Carter sobre la producción de la bomba de neutrones son dos ejemplos obvios. Pero Europa, que permanece relativamente fragmentada desde el punto de vista político y no aspira al estatuto de superpotencia militar, carece de poder y de cohesión para desarrollar alternativas útiles. Puede frustrar solamente la política de Estados Unidos. Así como a la Unión Soviética no le ha producido ninguna impresión las propuestas europeas para neutralizar Afganistán, igualmente a los israelíes, palestinos y otros países árabes tampoco les afectó la iniciativa de la CEE sobre el Oriente Próximo. Como resultado, Europa y Estados Unidos dependen recíprocamente más que nunca el uno del otro. Para reducir las oportunidades de obtener ventajas estratégicas y tácticas de la URSS deben limitarse las disputas entre aliados. Ninguno de los tres candidatos presidenciales americanos ofrecen una nueva visión. Tampoco se puede esperar nada de Europa. Lo mejor que se puede esperar es que se mejoren y se desarrollen los mecanismos de consulta. El comercio y otros problemas económicos pueden resolverse en el contexto de las exigencias de la Alianza Atlántica y la atmósfera de frustración y acrimonia debe ser sustituida por un espíritu pragmático que permita compromisos hacia objetivos comunes.22 de julio

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