El Gobierno de EE UU retira su ayuda al régimen militar boliviano

El Gobierno de Estados Unidos decidió, inmediatamente después de conocer el golpe de Estado en Bolivia, suspender toda ayuda militar y económica al país andino. El Departamento de Estado deploró el golpe y urgió para que el Gobierno derrocado fuera inmediatamente repuesto y para que no se produjera derramamiento de sangre. El embajador norteamericano en Bolivia fue llamado a Washington.Una fuente oficial de la Administración norteamericana dijo que la fuerte ayuda aprobada para el presente año fiscal había quedado congelada, aunque no determinó qué parte de esa ayuda se había hecho ya efectiva.

El Departamento de Estado hizo pública una declaración en la que afirmaba que Estados Unidos «deplora el golpe producido en Bolivia» y urgía a los elementos de las fuerzas armadas bolivianas para que la presidenta Gueiler y los otros miembros del Gobierno fueran «inmediatamente liberados y devuelto el gobierno a la dirección civil para concluir el proceso constitucional », a fin de que Bolivia «vuelva a unirse con las demás democracias andinas».

Después de hacerse pública esta declaración, el embajador de Estados Unidos en La Paz, Marvin Weissman, fue llamado a Washington para evacuar consultas. Un portavoz del Departamento de Estado precisó que no se trataba de una ruptura de relaciones, sino que lo que se pretendía mostrar era la «extrema desaprobación» del Gobierno estadounidense por lo que estaba ocurriendo en Bolivia.

En los medios comunitarios europeos el nuevo golpe militar en Bolivia hizo ayer extenderse el desencanto y la preocupación, precisamente en los momentos en que la CEE está negociando un acuerdo de cooperación con el Pacto Andino. El embajador de Bolivia en Bélgica y ante la CEE, Pablo Dermizaky, presentó su renuncia irrevocable, por «desacuerdo total con la nueva situación política».

El secretario general de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), Otto Kersten, declaró ayer en Bruselas: «Estamos entristecidos e indignados por este golpe de Estado y por los actos criminales de las fuerzas armadas contra demócratas y sindicalistas». El dirigente de la CIOSL pidió a «todas las organizaciones, afiliadas para que presionen sobre sus Gobiernos y se suspenda toda ayuda militar y económica a los nuevos dirigentes bolivianos». En Suecia, el Gobierno hizo público un comunicado en el que lamentaba «el retroceso en el proceso de democratización de Bolivia que significa el presente golpe de Estado». En los restantes países que, junto don Bolivia, componen el Pacto Andino la reacción condenatoria ha sido unánime. El presidente ecuatoriano, Jaime Roldós, ordenó ayer la suspensión de relaciones y diplomáticas entre ambos paises, mientras que el presidente electo de Perú, Belaúnde Terry, que asumirá el poder dentro de diez días, insinuó que desconocería a la Junta Militar golpista, al declarar que «eI mandato de la presidenta Lidia Gueiler está aún vigente». En Colombia, el presidente Turbay Ayala expresó su «profunda preocupación por la suerte de la infortunada República de Bolivia, que ha hecho muchos esfuerzos para restablecer el proceso democrático». En Venezuela, el Senado acordó, por unanimidad, expresar su indignación ante la dramática situación que sufre el pueblo boliviano.

El canciller ecuatoriano, Mario Alemán, declaró ayer que los miembros del Grupo Andino estaban preparando un comunicado para definir su posición frente a la nueva situación creada en Bolivia por el golpe de Estado.