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El ensayo general de noviembre

La sublevación militar iniciada en la guarnición de Trinidad trae al recuerdo el golpe de Estado que llevó al poder durante veinte días de noviembre de 1979 al coronel Alberto Natusch. Este episodio, cuyos orígenes e implicaciones aún no han sido del todo esclarecidos, provocó la muerte de cerca de trescientos bolivianos e instaló como fórmula de transición en la silla presidencial del país a Lidia Gueiler.En aquella ocasión fueron también los regimientos del departamento de Beni quienes sorprendieron a la opinión internacional con un levantamiento, vagamente calificado de institucional, que se tradujo en las peticiones concretas de dimisión del entonces presidente, Walter Guevara, disolución del Parlamento y nombramiento como jefe de Estado de un militar.

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El presidente Guevara pudo controlar durante varios días la asonada, ocurrida a finales de la primera quincena de octubre. Pero el día 1 de noviembre, cuando diplomáticos de todo el continente se disponían a abandonar La Paz, finalizadas las sesiones de la conferencia ordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA), el coronel Alberto Natusch, apoyado en la sombra por el general Luis García Meza, llevó sus tanques a La Paiy se instaló en el palacio Quemado, mientras el presidente Guevara se negaba a dimitir.

Análisis posteriores permitieron deducir que el general García Meza (nombrado inmediatámente por el coronel Natusch comandante enjefe del Ejército) había participado de alguna manera en la preparación y ejecución del golpe, del que fueron inspiradores intelectuales los diputados Guillermo Bedregal y José Fellman. Víctor Paz, jefe del Movimiento Nacionalista Revolucionario Histórico (MNRH), partido al que pertencían aquéllos, descartó inmediatamente cualquier participación en el golpe.

Cuando la situación se normalizó, gracias a la activa oposición de la Central Obrera Boliviana (COB) y de los partidos políticos progresistas, diversos sectores castrenses ekigieron la anulación del nombramiento de darcía Meza como comandante del Ejército.

El general, conocido por su locuacidad y sus posiciones ultraderechistas, vertió su amargura por el fracaso del golpe»en numerosas declaraciones atentatorias contra el proceso democrático de Bolivia, y amenazó muy recientemente con desconocer el resultado de las elecciones generales del pasado día 29.

La sombra del general Luis García Meza se intuye nuevamente en el episodio de Trinidad, que ya se ha convertido en un golpe de Estado. La historia reciente aconseja, sin embargo, no perder de vista a este general, que ha viajado en Ios últimas horas, con gran rapidez, a los tres centros de gravedad del conflicto: La Paz, Santa Cruz y Trinidad.

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