Carmen Bravo Villasante: "El gran momento de la lectura es la infancia y la juventud"
Carmen Bravo Villasante acaba de recibir el primer premio a su labor de investigación en el campo de la literatura infantil y juvenil. Por primera vez en España se ha establecido, dentro de las modalidades de los Premios Nacionales de Literatura Infantil, un galardón, dotado con medio millón de pesetas, para la obra realizada por un autor experto en literatura infantil por su labor de investigación.
La escritora Bravo Villasante es considerada en España como nuestra única historiadora de literatura infantil; de ahí que sea lógico que la primera vez que se conceda este premio recaiga sobre ella.Pero su labor literaria no se limita a este campo. Sus libros sobre Bettina Brentano, Valera, Pardo Bazán, Avellaneda, Galdós, etcétera, la convierten en una de las biógrafas más conocidas de nuestro país; sus traducciones de numerosas publicaciones y su Premio Fray Luis de León de Traducción 1978 muestran también su importancia en el campo de la traducción.
Pregunta. ¿Cómo surgió en usted el interés por la literatura infantil?
Respuesta. Hace muchos años leí una encantadora historia de la literatura infantil en Inglaterra. En España no existía nada de este estilo y, sin embargo, nuestra tradición de folklore y literatura infantil es muy rica; empecé a trabajar de firme en ello y en 1959 salía a la calle la primera edición de la Historia de la Literatura Infantil Española, a la que siguió una Antología de la literatura infantil en lengua española. Tampoco había ningún estudio o investigación de literatura para la infancia en países del sur de América, y después de numerosos viajes y contactos a estos países decidí realizar la primera Historia y Antología de la Literatura Infantil Iberoamericana, que cubre un total de once países.
P. ¿Sus métodos y criterios son los mismos a la hora de trabajar en la investigación de la literatura infantil que cuando realiza otras labores del campo de la literatura?
R. Yo he tenido un gran maestro que ha sido Dámaso Alonso; en él además de la crítica y de la investigación y de la creación literaria, hay un sentido estético y yo creo que lo he heredado, ese sentido de la belleza y la emoción; yo no comprendo una sola antología ni un solo estudio de la literatura en el que no se dé el sentido de la estética y de la emoción literaria. Esos son los principales elementos que intento transmitir en mis libros, en los que he seguido un criterio histórico y estético, por lo que además de ser una labor de investigación son absolutamente subjetivos y personales, y estoy haciendo una antología y una historia de la literatura desde el punto de vista personal.
P. ¿Qué ha supuesto para usted este Premio Nacional de Literatura Infantil a la labor de investigación que por primera vez se concede en nuestro país?
R. Este premio no era para la labor realizada en un año, sino para la obra completa; cuando me presenté tuve que llevar el material en cinco maletas, pero ha sido realmente bonito, ya que yo empecé a trabajar en este tema en el año 1957, y aunque este reconocimiento a mi labor ha sido un poco tardío, ha supuesto una satisfacción tremenda.
P. ¿Qué importancia cree que tiene la literatura para la infancia dentro del mundo de la cultura?
R. La literatura infantil es importantísima, porque creo que, como he dicho muchas veces, el gran momento de la lectura es el de la época de la infancia y la juventud, en donde las lecturas se hacen por placer, y no aprovechar esa facilidad de lectura que tienen los chicos desde muy pequeños, y me refiero desde los dos años, donde el pequeño empieza la lectura de imágenes, hasta los quince o dieciséis, es algo realmente triste. Cada vez creo más necesario el realizar buenas campañas de lectura, que la gente lea por gusto, creación de bibliotecas en cantidades masivas, la formación de lectores; todo ello es fundamental, especialmente para personas que como yo creemos en la formación del individuo a través del libro.
Carmen Bravo Villasante es una de las personas que más han hecho en nuestro país por la literatura infantil y porque ésta saliera del olvido en que estaba inmersa. Sigue luchando para que los libros de niños y jóvenes ocupen en el mundo de la cultura el puesto que merecen, y su voz sigue apuntando la necesidad de la creación de cátedras y cursos monográficos sobre literatura infantil. Su afán por viajar y conocer cosas, su afición por la naturaleza y su amor a la vida se reflejan en sus libros, principalmente en las biografías donde se transmite una vibración vitalista que acerca al lector toda esa afectividad y pasión que descarga en sus trabajos.
Babelia
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