El parque natural de Monfragüe, en Cáceres, sufre un grave proceso de degradación

.El parque de Monfragüe, principal reserva europea para la protección de la fauna mediterránea de montaña, está sufriendo una progresiva y grave degradación por la acción de algunos propietarios de los terrenos, mientras el Icona se muestra incapaz de evitar las continuas alteraciones.

Este parque, situado en la confluencia de los ríos Tajo y Tiétar, en la provincia de Cáceres, tiene una extensión de 18.000 hectáreas, y engloba una de las comunidades faunísticas más interesantes y amenazadas de Europa. Grandes desfiladeros rocosos, sierras con espesuras impenetrables de alcornoques y madroñeras y los ríos, actualmente embalsados, delimitan un área donde encuentran refugio más de doscientas especies distintas de vertebrados, algunas de ellas extinguidas ya en otros lugares.En los roquedos anidan águilas reales y perdiceras, alimoches, búhos y cigüeñas negras, así como grandes colonias de buitre leonado, que totalizan más de 150 parejas reproductoras. Pero es sobre todo la vegetación natural la que presta al área su máximo interés faunístico, ya que en ella se refugian especies tan amenazadas como el lince ibérico, el águila imperial y el buitre negro, todas ellas consideradas a nivel internacional como los vertebrados de mayor peligro de extinción en Europa. La colonia de buitre negro concretamente, con unas sesenta parejas nidificantes, es la más numerosa que se conoce.

Esta zona excepcional ya estuvo gravemente amenazada hace años, cuando los servicios provinciales del Icona destruyeron unas 5.000 hectáreas para cultivar eucaliptus con destino a las industrias de celulosa. El arrendamiento de las fincas más interesantes por parte de los ecologistas, así como la decidida intervención del director general de Icona, señor Lara, y de la Subsecretaría de Medio Ambiente, logró detener las alteraciones, protegiéndose luego el área definitivamente, al ser creado en abril de 1979 el parque natural de Monfragüe.

Sin embargo, desde entonces la degradación de la zona ha sido continua ante la falta de diálogo entre Icona y los propietarios afectados, que aprovechan cualquier descuido para realizar destrucciones, en muchos casos irreparables. Así, el pasado año entraron excavadoras en muchas fincas, como El Coto, La Parrilla, La Herguijuela y Las Corchuelas, donde, en plena época de nidificación, hicieron grandes destrozos, abriendo pistas forestales y rayas de montería, con grave efecto erosivo y paisajístico para el parque. La impunidad con que se realizaron estas actuaciones ilegales motivó que hace pocos días volvieran a entrar máquinas en Las Corchuelas, abriendo nuevas pistas en una ladera.

Esta zona está reservada a itinerarios naturalistas, muy visitada por especialistas y grupos de escolares que estudian sobre el terreno la fauna y la vegetación natural de Extremadura. Este uso se verá ahora afectado negativamente por las alteraciones realizadas. Esta finca de Las Corchuelas había sido arrendada por los ecologistas, para evitar su alteración, en casi tres millones de pesetas, cantidad que se consiguió mediante colecta pública internacional. Gran parte de este esfuerzo económico se ha visto ahora malogrado al no haber cumplido el Icona con su responsabilidad de proteger el área.