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La visita del primer ministro francés

Raymond Barre explicará hoy en Madrid el alcance del frenazo que Francia desea imponer al ingreso de España en la CEE

Lo cierto es que, exigencias presupuestarias británicas aparte, Francia habló de reforma agrícola e institucional desde el momento mismo en el que España presentó su candidatura al ingreso en el Tratado de Roma, es decir, desde el verano de 1977.Fue el propio presidente Giscard d'Estaing quien informó al presidente Suárez de estos anhelos reformistas. Se pensó entonces -y quizá se insista ahora- en que las mencionadas reestructuraciones, que también pueden afectar a la política mediterránea de los nueve, podrían hacerse paralelamente a la negociación hispano-comunitaria. Esto era, al menos, lo que deseaba la parte española, que también pidió ser consultada en dichas reformas comunitarias. Si ello fuera así sobraban las declaraciones de Giscard, Schmidt y Barre de los últimos días.

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Ahora surgen muchas interrogantes que Barre podrá responder en Madrid. Entre ellas he aquí las más importantes: ¿cuánto tiempo va a durar la reestructuración de las políticas agrícola y financiera de la CEE?, ¿se podrán seguir negociando con la Comunidad estos apartados?, ¿cuánto tiempo ha de pasar para que España se integre como miembro del Consejo de Ministros de la Comunidad?, ¿la perspectiva de 1983, trasladada a 1985 ó 1990?

El profesor Barre es conocido en Francia por su franqueza y claridad a la hora de atacar cuestiones difíciles y tensas. Y buena prueba de ello la da su presencia en Madrid, donde será. recibido con cierta frialdad, en plena tensión franco-española. Barre podrá hablar con Suárez, primero en privado y luego en presencia de los ministros de Asuntos Exteriores y de Relaciones con la CEE, que asesoran al presidente español en el tema europeo, cuyos aspectos técnicos no son conocidos con precisión por el jefe del Gobierno español. Barre hablará con claridad y pedirá la comprensión de las autoridades españolas, a la vez que reiterará la posición favorable de Francia a que España se integre un día en la CEE.

Cabría incluso en esta discusión una posible sorpresa. Esta sería el resultado de una nueva propuesta de Francia en favor de la inmediata incorporación de España a la CEE -al menos en la fecha de 1983, ¡nicialmente prevista- como prueba de la voluntad política y el estable cimiento de una fórmula de reestructuración comunitaria que no afecte a la negociación ya iniciada. Pero este alarde de imaginación y osadía no parece encontrarse en los horizontes inmediatos de los propósitos del Gobierno galo.

ETA y otras cuestiones

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Un segundo tema que puede surgir en Madrid es el de las actividades de ETA en territorio francés. El ministro español de Asuntos Exteriores declaraba hace unos días a este periódico que en Francia se preparaban muchos crímenes de ETA y se cobraban impuestos revolucionarios. Esta.s afirmaciones del ministro Oreja. han sido duramente protestadas por las autoridades galas, que insisten en que la cuestión terrorista es asunto interno español y que el tema del impuesto revolucionario es incontrolable.

No es intención de Barre destapar este tema en Madrid, pero a la vista de las declaraciones del ministro parece lógico que la cuestión surja por parte española, doride se le acusa a Francia de una. «más que tibia actitud» ante el terna del terrorismo vasco.

Los otros puntos de tensión, la pesca y los transportes, pueden ocupar algún tiempo de las conversaciones. En el plano pesquero, Francia argumenta queen los últimos incidentes los buques hispanos tuvieron buena culpa y estaban fuera de la legalidad comunitaria. Incluso se ha llegado a decir que la propia CEE ha protestado a las autoridades españolas y que existe una lista negra de barcos hisparios articulada por la Comunidad. Los españoles, por su parte, dicen lo contrario. La cuestión del asalto a los camiones españoles que transportan productos agrícolas por territorio francés parece ser incidente sancionado de principio. El propio presidente Giscard lamentó con dureza la actitud de los agricultores franceses en su última conferencia de prensa,y por propia iniciativa, que luego fue calificada de algo tardía en Madrid.

El resto de los tradicionales temas hispano-galos, tales como los comerciales o los que se refieren a cuestiones de cooperación tecnológica, energética y militar, no parece que ocupen en esta visita un espacio particular. Podrán ser tratados en conversaciones bilaterales entre los ministros de una y otra parte, dado que Barre viene a Madrid acompañado de los ministros de Agricultura, Industria, Comercio Exterior y secretario de Estado para Europa. Unas conversaciones que tendrán como primer objetivo el teina europeo durante toda la mañana y en el curso de una sesión plenaria que ambas delegaciones celebrarán por la tarde, al término de un almuerzo que Suárez ofrecerá a Barre en el palacio de Viana y una vez que el primer ministro sea recibido por el rey Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela.

En cuanto a los resultados de la visita, se teme, en primer lugar, que Francia no esté en condiciones de dar una fecha definitiva para el ingreso de España en la CEE. Quedan también dos cuestiones no menos importantes: la sensación en la opinión pública española de que Francia no da pruebas concretas de voluntad política en favor de unas relaciones positivas con la España democrática y el hecho de que el primer responsable del Ejecutivo galo, el presidente Giscard no otorga a su homólogo español el trato que ofrece a los jefes de los Gobiernos de Alemania Occidental, Gran Bretaña e Italia, entre otros.

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