Auge de la edición de libros de arte
A la vista de lo que se va publicando, decididamente hay que reconocer que existe un mercado bastante sólido para el libro de arte en nuestro país. Nadie podría sospecharlo hace unos años, cuando tan sólo existían un par de editoriales que se tomaran en serio el tema. En la actualidad, sin embargo, el crecimiento de esas editoriales pioneras, como Gustavo Gili; la consolidación de otras más recientes, como Cátedra y Alianza Forma, y la aparición de nuevas, como Xarait, Adir o H. Blume, de Madrid, son algunos de los síntomas inequívocos de la demanda existente. Claro que como estamos todavía en una fase de recuperación del tiempo perdido, la política de publicaciones en este sector se caracteriza más por las traducciones que por promocionar obras de autores del país, así como, en general, no existe tampoco una especialización temática suficientemente clara. Todo ello tendrá que venir, lógicamente, con el tiempo.Como orientación historiográfica predominante, parece que, por fin, se va imponiendo la desarrollada en Inglaterra y Norteamérica, que es, a nuestro juicio, la más interesante. Así, ya se han traducido obras de casi todos sus principales protagonistas, como Panofsky, Gombrich, Wittkower, Elunt, Baxandall, etcétera. En realidad, tras el bombardeo de sociólogos-semióticos-estructuralistas de los años sesenta y buena parte de los setenta, este reencuentro con el método iconológico de los discípulos de Warburg resulta refrescante. Y no se trata tanto de pensar que la iconología sea ninguna panacea en sí misma como que ha sido planteada con muchísimo más rigor y claridad que las groseras reducciories a las que nos tenían acostumbrados más de un entusiasta de la «descodificación» de los lengilajes. La teoría de las artes en Italia, de A. Blunt (Cátedra), Estudios sobre la arquitectura en la edad del humanismo (Gustavo Gili) y La escultura, procesos y principios (Alianza Forma), ambas de R. Wittkower, y Arte e ilusión, de E. Gombrich (Gustavo Gili), son quizá las publicaciones más sobresalientes que han aparecido recientemente en esta dirección. La traducción de Pintura y vida cotidiana durante el Renacimiento, del marxista M. Baxandall (Gustavo Gili), deja abierta, por su parte, cierta esperanza a que la afirmación ideológica no tenga que ser siempre un simple exabrupto dogmático.
Por temas, hay que destacar el progresivo interés que está despertando la arquitectura, que se pone de manifiesto con la aparición de tres nuevas editoriales especializadas: las antes citadas Xarait, Adir y H. Blume, de Madrid. De Xarait, en concreto, destacaríamos su colección de monografías sobre arquitectos españoles contemporáneos, como de H. Blume su orientación general «ecologista» de la arquitectura.
Ultimamente vemos también con esperanza el patrocinio institucional de las publicaciones sobre arte, cuyos ejemplos más singulares han sido la lujosa edición de las Obras de arte en el Banco Exterior de España, El sol sale para todos. Análisis de la iconografía comercial de Madrid, obra realizada por Alberto Corazón con la ayuda del Banco Urquijo, o, en general, las colecciones surgidas al amparo de entidades como el Colegio de Ingenieros de Caminos, el Colegio Oficial de Arquitectos Técnicos de Asturias, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, etcétera. Todos estos ejemplos, en cualquiera de sus modalidades, deberían cundir en nuestro país, ya que precisamente este tipo de libros, por el elevado coste de su producción material, resultan muchas veces inasequibles al bolsillo del ciudadano medio.
Advirtamos, finalmente, que este interés general que se manifiesta actualmente por las publicaciones de arte ha alcanzado también a la modalidad de los fascículos, como se demuestra en las cuatro o cinco colecciones que se están editando ahora simultáneamente.
Babelia
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