Puerto Príncipe

No sólo se me ha caído un brazo al pozo, sino que se me ha caído un diente tipográfico, o sea la doble e de spleen, que desde lo de cuando él brazo me la han dejado en una, no sé por qué, en este periódico, siendo así que uno, con un brazo. de menos, es un poco como el vizconde demediado de Italo Calvino, y los vizcondes tienen derecho a todo su spleen, y más si son mancos.Manco y todo, demediado y todo, me siguen llegando, quizá por lo que uno tiene de vizconde de sí mismo, con pajares arruina dos en Valladolid, invitaciones para casi todo, y, entre ellas, una muy repetida e insistente para Marbella, Puerto Príncipe, el Ritz madrileño y otras pasadas, todo ello conducente al lanzamiento/relanzamiento de un nuevo complejo turístico en la Costa del Sol que nace con las inversiones extranjeras habitués y, supongo, las perversiones nacionales habituales. Lo cual que Puerto Banús, naturalmente, se ha quedado ya entre franquista y de medio pelo, que hasta aparcan yates de plexiglás los últimos del Pardo, del banusismo, del franquismo y del nautismo. Puerto Príncipe nace sin el prestigio/ desprestigio de Puerto Banús, donde todas las señoras peluquerizadas por el régimen encontraban al atardecer, cuando el blanco faro sobre los luceros (falangistas) su beso de plata dejaba caer, al extranjero hermoso y rubio como la cerveza cantado por doña Concha Piquer y que generalmente traía tatuada en el pecho una cruz gamada y la primera página de Mi lucha de Hitler.

Puerto Príncipe no, Puerto Príncipe, claro, es otra cosa, puerto libre, puerto franco, puerto abierto donde incluso puede atracar el Sañumac capilcúa de Camuñas. Puerto Príncipe va a ser el nuevo Puerto Banús del nuevo Régimen, de la nuevaclase, que es la vieja, pero ha cambiado la piel a tiras y túrdigas con la cantidad de bronce que ligan mientras Ferrer Salat les hace un acuerdo/marco para. meter en el marco a los obreros rojos, que a ver si va a ser posible tomarse uno un descanso después de las agotadoras vacaciones, como diría Máximo. O sea que hay capital extranjero y ricos indígenas, toda una basca/jet con millones para invertir, ligonear, edificar, balandrear, bailar a deshora con los pianos de la luna e incluso hacer un pis como rúbrica cheli de la contaminación que mata a ese mar muerto que es ya el Mediterráneo. Los telepadres de la telepatria se preguntan en el café apoteósico y castelarino de las Cortes dónde está la inversión, dónde está la pasta, dónde está el empresario, y concluyen que no hay un duro, porque la democracia no inspira confianza a los duros. Lo que pasa, como siempre, es que el duro grande se come al chico y esa jet/jet que tanto se queja de los violadores nocturnos del capital y las huelga salvajes, que dice uno de nuestros notarios notorios, m super jet, digo, sigue haciendo la misma vida de ligue y cuatricomía, de ordalía dioríssimo y enrolle total que ha hecho a través de tantos años.

No me sorprenden ni escandalizan estos escándalos con los que ya contaba y por donde veo que la pastizara sigue siendo de los mismos.. pero mejor guardada, y que nuestro sol es un gran hotel para ese turismo de calité cuyos bene ficios económicos se quedan siempre entre una ruleta de Marbella y una furgoneta de Madrid, sin llegar nunca al Estado ni al contribuyente peatonal. Lo que sí me escandaliza un poco, porque no me sabía yo tan escandaloso, es que nuestra sociedad siga utilizando, invitando, incardinando, implicando, confundiendo a escritores, periodistas, artistas, intelectuales y tías compactas por libre, para sus relaciones públicas, el superlanzamiento de sus supernegocios y la publicidad gratuita que puede convertir a un clásico Rivadeneyra en un hombre-anuncio que anuncia lo que sea por una cena con pajarita y caviar de plastiqué. O sea que no he decorado con mi brazo herido de vizconde a medias de las letras menudas esa romería neobanús, y no por ética profesional, sino por estética y porque ya está bien, tíos.