El encuentro Giscard-Breznev lleva a su punto Washington

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean Frangois Poncet, explicó ayer en el Parlamento el contenido del encuentro Giscard-Breznev, el lunes pasado, insistiendo en que Afganistán «no debe convertirse en una plaza de armas contra la URSS ni tampoco debe servir a la Unión Soviética para amenazar seriamente a otros».

La iniciativa unilateral francesa ha llevado a su más bajo nivel el estado de las relaciones entre Washington y París, nunca demasiado buenas en los últimos cuatro años. Simultáneamente, Moscú califica de «acontecimiento histórico» la entrevista entre los dos jefes de Estado. La agencia oficial Tass salió anoche en defensa de la diplomacia francesa y atacó a Muskie por «pronunciarse claramente contra el espíritu independiente que muestra Francia a propósito de los grandes problemas internacionales».Jean François Poncet resumió el inesperado encuentro como la voluntad del presidente Giscard «para poner todo el peso de Francia en la balanza de la paz» El ministro confirmó la posición oficial del Gobierno sobre el tema afgano y señaló a los parlamentarios que la «única solución» al conflicto reside en que el pueblo de Afganistán determine libremente su destino.

En medios oficiales franceses no se oculta la irritación producida por las críticas norteamericanas a este encuentro. El ministro estadounidense de Asuntos Exteriores, Edmund Muskie, reprochó abiertamente a su colega Poncet no haberle anunciado anticipadamente la celebración de esta entrevista. En París se señalaba ayer que «Giscard no tiene que pedir permiso al presidente Carter para salir de Francia».

La profundizada incomprensión Carter-Giscard corre el riesgo de agravarse si, como se piensa en París, la CEE, a impulso francés, decide presentar sus propuestas para sacar del punto muerto actual el conflicto palestino. Parece que las grandes líneas de un proyecto de negociación ya han sido sometidas por Poncet a sus colegas durante la reunión de Nápoles de la semana pasada.