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Gente

María Tarantini,

argentina, esposa de un famoso futbolista de su país, no resistió a una tentación que en cierto modo parece en Londres un atractivo más del turista: robar en los grandes almacenes. Desconocía la señora Tarantini, que está en la capital inglesa para asistir al encuentro Inglaterra-Argentina, en Wembley, que estos almacenes están perfectamente dotados para descubrir al infractor. No sabía tampoco que la acción judicial contra los ladrones ocasionales de estas características se desarrolla con la rapidez del rayo; así que, pocas horas después de haber cometido su delito, en Harrod's, uno de los centros de compras más concurridos de Inglaterra, un juez la condenó a pagar el equivalente en libras de 160.000 pesetas. Fue sorprendida cuando se llevaba dos sombreros, una bufanda, una chaqueta y una falda, valorado todo ello en algo más de 6.000 pesetas. Los jueces británicos acentúan su severidad cuando los acusados de hurtos de estas características son personas muy adineradas. A María Tarantini no le cupo siquiera la excusa de desconocer la dureza de la ley en estos casos, porque ella vivió un año en Inglaterra, cuando su marido jugaba en el equipo de Birmingham.

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