La emigración cubana a EE UU plantea graves problemas a Washington
Desde hace una semana, la pequeña localidad de Key West (Cayo Hueso), en la zona más meridional del territorio de Estados Unidos -que ayer sufrió un enorme temporal con olas de seis metros de altura-, vive una situación agitada con llegada ininterrumpida de centenares de refugiados cubanos a bordo de frágiles embarcaciones.«Cuba, noventa millas» indica una pancarta al final de una de las calles más concurridas por los turistas que visitan Key West, por encontrarse la casa, hoy convertida en museo, del famoso novelista Ernest Hemingway. Noventa millas - 166 kilómetros- que no dudan en atravesar centenares de refugiados cubanos en busca de otros horizontes.
La operación de rescate cuenta con el apoyo de la importante colonia cubana instalada en Miami, a unos 150 kilómetros al norte de Key West, verdadero foco de anticastristas y exiliados de la primera época de la caída del régimen dictatorial de Batista. Atrapada entre la política humanitaria de acoger a los refugiados y el temor de una emigración masiva de cubanos, -y también haitianos- que esperan encontrar la «tierra prometida» en Norteamérica, la Administración Carter podría adoptar en el futuro medidas restrictivas a la entrada de refugiados en territorio de Estados Unidos. «¿Refugiados por motivos políticos, o para huir de la miseria?», se interrogan algunos editoriales de la prensa norteamericana.
De momento, Washington continúa abriendo sus fronteras a los refugiados cubanos e invocan la «solidaridad humana».
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