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Antonio Drove: "He intentado mostrar nuestra propia pesadilla"

Estreno de la película "La verdad sobre el caso Savolta"

Ayer se estrenó en Madrid La verdad sobre el caso Savolta, película dirigida por Antonio Drove y basada en la novela de igual título de Eduardo Mendoza. Con tal motivo declaró su realizador:«Un mundo turbio de sombras y de dudas, un mundo de máscaras y de mentiras, de grandes palabras y de sangre, un momento crispado de la lucha de clases, un mundo donde los métodos de los viejos patronos "paternalistas" (el despido o una paliza para amedrentar) ya no son eficaces para luchar contra el movimiento obrero, y detrás de las conversaciones de negocios empieza a apuntar la pistola fascista, un mundo donde una equivocación se paga con la muerte: Barcelona, 1917 a 1923. La película La verdad sobre el caso Savolta es una historia de ficción; es decir, una interpretación, un trabajo de un equipo sobre unos hechos históricos y sociales que muestran el proceso de nacimiento de una dictadura».

El filme «negro» (que por cierto no es un invento del cine norteamericano, sino de Fritz Lang y los alemanes que se opusieron al nazismo) cuenta cómo los crímenes pueden ser un negocio. Nosotro hemos intentado mostrar cómo lo negocios pueden ser un crimen Dice Bertolt Brecht: «Hay mucha maneras de matar: se puede clavar un puñal en el vientre de alguien quitarle el pan, no cuidarlo cuando está enfermo, confinarlo en un tu gurio, hacerlo trabajar hasta el agotamiento, empujarlo al suicidio, llevarlo a la guerra, etcétera. Pocas de esas formas de asesinato están prohibidas en nuestro país».

«Si se piensa como nosotros que la explotación es un crimen, aunque no esté castigado por la ley; si pensamos que el capitalismo supone explotación y que el capitalismo acorralado siempre intenta sacar de la manda el garrote o la pistola fascista; si no aceptamos esa ley, entonces, ¿dónde está la diferencia entre el cine negro, el cine de crímenes y el cine político?»

«La película», añade Antonio Drove, «termina con una gran derrota del movimiento obrero, con la resistible ascensión de los pistoleros de la patronal, con el fascismo y la dictadura. Así fueron las cosas en nuestra pesadilla y no había lugar para el final feliz que deja a todo el mundo tranquilo. Decía Buñuel que el cine debía servir para romper en el espectador la idea de que vive en el mejor de los mundos. Nosotros no hemos intentado hacer un panfleto, pero sí hemos intentado hacer una película combativa. Más que proponer una verdad o una lección absoluta que sólo puede convencer a los ya convencidos, hemos intentado proponer un ejercicio de comunicación con la inteligencia y el corazón y la libertad del espectador, de tal forma que este ejercicio conjunto (la película) pueda preparar para conquistar la verdad fuera del cine, en nuestra propia vida».

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