El nuevo gobierno italiano convoca elecciones municipales
El nuevo Gobierno de centro izquierda presidido por el democristiano Francesco Cossiga, y del que forman parte democristianos, socialistas y republicanos, está dispuesto a trabajar con tesón. Ayer mismo celebró ya, sin tomarse prácticamente vacaciones, el primer Consejo de Ministros. Su primer acto de Gobierno consistió en convocar para los días 8 y 9 de junio a las urnas a los casi cincuenta millones de electores italianos para las elecciones municipales de las catorce regiones con estatuto ordinario. En realidad se trata de unas elecciones que, como ocurre siempre en este país, son también un importante examen político. Y esta vez aún más. Los electores van a dar, en la práctica, un voto que será una respuesta al nuevo Gobierno de centro izquierda después de seis años de ausencia de los socialistas del Gobierno.Será muy importante saber si la balanza se inclinará hacia la idea de un Gobierno de solidaridad nacional, en cuyo caso deberían subir puntos, sobre todo, los socialistas y comunistas, o bien hacia la política de «pentapartido», y en este caso deberían aumentar los socialdemócratas y liberales.
Por lo que se refiere al programa económico del nuevo Gobierno, llamado «Cossiga bis», los primeros comentarios empiezan a ser favorables. En realidad, el Gobierno anterior, o «Cossiga 1» presentó en este campo un balance muy negativo, como afirman todos los observadores de la economía. El semanario Espresso afirmó ayer que, salvo la excepción del valiente ministro de Hacienda, Reviglio, que es de orientación socialista,«hubiese sido uno de los peores Gobiernos de los últimos años».
Pero el mismo semanario afirmó que el nuevo Gabinete Cossiga se presenta por ahora en el campo económico «infinitamente mejor». Y cita entre los puntos positivos del programa la decisión de hacer un programa con pocos objetivos, pero fundamentales. Se le reconoce un valor positivo a la decisión de no devaluar la lira, de recortar drásticamente el gasto público, de estimular la energía del carbón y, sólo con mucha cautela, la nuclear, la unificación de todas las leyes de financiación industrial en un solo centro decisorio, la liquidación de algunas empresas improductivas y algunas aperturas importantes a los sindicatos. Y una prioridad absoluta a los problemas «meridionales» (región más pobre). Se espera apoyo de los ministros socialistas para que del papel se pase a los hechos, aunque los ex ministros del viejo centro izquierda han recordado ayer a sus colegas socialistas, ministros del nuevo Gobierno, que los democristianos son grandes especialistas en «convertir en agua de borrajas los programas más densos de contenido».
Editorial en página 8
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.