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Reportaje:

Cuatro años y ochocientos kilos de documentos para escribir "El quinto jinete"

Entrevista con Dominique Lapierre y Larry Collins

Dominique Lapierre y Larry Collins son los autores agraciados de los catorce millones de ejemplares vendidos en el mundo de Oh, Jerusalén, ¿Arde París?, O llevarás luto por mí, Esta noche la libertad, libros de «historia vivida» que los han hecho célebres. Ahora, por primera vez, han abordado la novela - política - ficción con El quinto jinete, publicado el mes pasado en Francia y que, como los anteriores, conoce un éxito fulgurante de venta. En ese nuevo best seller, los autores imaginan una historia de apasionada actualidad y perfectamente plausible: el coronel Gadafi, presidente libio, ha escondido su bomba atómica en Nueva York y amenaza al presidente Carter con su explosión, en el plazo de 36 horas, si Estados Unidos no resuelve el problema árabe-israelí en el sentido de la constitución de un Estado palestino.

Lapierre y Collins vendrán a Madrid, el próximo día 16, para la presentación de la traducción española de este libro, que ha sido publicado por la editorial Plaza y Janés.Sin apenas concluir los saludos, con la curiosidad más viciosa, preguntamos a Collins y Lapierre: ¿Hay que tomar en serio al coronel Gadafi que, aún hace pocos días, amenazó una vez más con la guerra mundial atómica? Respuesta de Dominique Lapierre, identificado totalmente con su compadre, Larry Collins: «Gadafi se considera un visionario y se pretende el sucesor de Nasser con un objetivo claro: unificar el mundo árabe. Para él, Libia, con sus tres millones escasos de habitantes, es poca cosa. Pero sus medios son ilimitados. Gadafi se estima descendiente del profeta e investido de una misión divina. Y con sus posibilidades económicas, fantásticas, desea realizarse en una causa a su medida. No tiene aún la bomba atómica, pero la tendrá, sin duda alguna, porque está dispuesto a todo para ello. Su país ya se ha convertido en un arsenal de armas alucinante. Y todo eso, el dinero y las armas, está convencido de que debe emplearlo para eliminar las injusticias en el mundo por medio de la reimplantación del Islam. En resumen: cuando alguien se siente inspirado por una causa semejante y, al mismo tiempo, dispone de unos medios tan poderosos, hay que tomarlo en serio, porque se puede comprar todo en este mundo. Nosotros pensamos que, a Gadafi, hay que tomarlo muy en seno. Nuestro libro mostrará precisamente los enormes y gravísimos riesgos que representa la ignorancia de esos conocimientos científicos exaltantes y devastadores a la vez. »

Cosa hecha: a Gadafi hay que tomarlo en serio cuando estos dos señores lo estiman así. En efecto, Lapierre y Collins se han empleado a fondo para elaborar esa historia-ficción, con Gadafi, Carter y la bomba atómica del primero de ellos como protagonistas. Los últimos cuatro años de su vida los han dedicado a una investigación monumental: consultaron a ochocientas personas en 34 países diferentes del plantea, y para ellos recorrieron millón y medio de kilómetros. La documentación recogida se apiña en 15.000 folios y pesa unos ochocientos kilos. Para llevar a cabo esta operación El quinto jinete, los dos hombres desembolsaron veintisiete millones de pesetas, detalle sin gran importancia, porque durante los primeros quince días, tras la aparición del libro, ya vendieron 250.000 ejemplares en Francia. Ahora, muy tranquilamente, descansan una temporada, hasta que su libro se traduzca en las veintidós lenguas previstas. Contrariamente a la costumbre, los compadres especializados en la fabricación de best seller no cobran derechos de autor, sino que trabajan por su cuenta y son ellos quienes pagan sus derechos a la casa editora.

Esto se explica simplemente: cuando se les ocurrió escribir su primera aventura histórica, ¿Arde París?, ni un solo editor olió el negocio y el tándem Lapierre-Collins se vio forzado a adelantar los gastos, empeñándolo todo, salvo la familia, dicen ellos. Después, en cada ocasión, el mecanismo se repite y son ellos quienes embolsan los beneficios.

Este funcionamiento meticuloso de la fábrica denominada Lapierre-Collins les ha proporcionado aventuras apasionantes durante los cuatro años que emplearon para elaborar El quinto jinete. Durante seis meses trabajaron en una comisaría de Nueva York, frecuentando todos los medios, de prostitución, de droga, de bandidos. Se trataba de vivir realmente la búsqueda de la bomba de hidrógeno que Gadafi había escondido en la ciudad. Para ello, entre otros personajes, contrataron a un viejo policía retirado, algo corrompido él, pero que se las sabía todas, y a un psiquiatra holandés que debía aconsejar al presidente Carter sobre el comportamiento psicológico de Gadafi y la táctica más apropiada para disuadirlo de hacer explosionar la bomba atómica. Del átomo nuclear, Lapierre y Collins se lo estudiaron todo, como estudiaron a los jefes de Estado implicados en El quinto jinete. Si sus archivos fueran publicados sin advertir que se trata de dos historiadores, Lapierre y Collins, por espías, ya estarían en la cárcel y, con ellos, cientos y cientos de personas. Pero se trata, en efecto, de dos historiadores: «Nos pretendemos», afirman, «escritores de historia, de igual manera que pueden serlo los historiadores que se consumen en sus despachos polvorientos.»

No temen ser perseguidos por la justicia, como han supuesto algunos: «El hecho de haber mezclado en nuestra ficción a personajes reales no contraviene ninguna norma jurídica, porque no existen difamaciones y porque se trata de hombres públicos.»

¿Por qué haber escogido a Gadafi y a su bomba atómica para protagonizar esta historia?: «Porque, en el escenario de ficción que hemos realizado, se trataba de crear un libro plausible y creíble. Y todos los elementos, como lo está demostrando cada día la actualidad, convergen en ese sentido.» Lapierre y Collins toman tan en serio al coronel Gadafi, que, en su opinión, «naturalmente que sería capaz de convertir en realidad lo que nosotros imaginamos en el libro. Cuando alguien se considera la espada del Islam..., además, la trama de El quinto jinete ya no pertenece a la pura ficción: es necesario recordar que, en nueve ocasiones, se ha amenazado con el chantaje atómico en EEUU. Cuando era presidente Gerald Ford, en 1974, la amenaza fue precisamente de los palestinos contra Boston y Ford estuvo a punto de evacuar la ciudad». Al final de esta novela policiaca que han vivido entre jefes de Estado, archivos, gentes del hampa, psicólogos, filtrándose en los secretos atómicos, cabalgando a través de todo el planeta, los dos hombres confiesan haber aprendido algo, más o menos sabido, pero de lo que la mayoría de los humanos apenas es consciente: «Se nos engaña totalmente. A través de la información imaginamos un cierto desarrollo de los mecanismos que mueven el mundo, pero nada se produce como nosotros creemos. Sólo conocemos la parte visible del iceberg. Las gentes no saben nada.»

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