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Inauguración del Simposio de Antropología Filosófica

El sábado 29 de marzo tuvo lugar, en el Instituto Luis Vives, la inauguración del Simposio Nacional de Profesores de Antropología Filosófica, con una ponencia del profesor Angel Aguirre, de la Universidad de Barcelona, sobre Antropografía y antropología.Comenzó por describir el traje de arlequín en que se halla desgarrada la antropología como ciencia. Así, existe una antropología física, otra cultural, económica, filosófica, que, a la vez, se subdividen en diversas ramas y mantienen entre sí una beligerancia abierta. Estas divergencias bélicas impiden llegar a un conocimiento del hombre como totalidad. El profesor Aguirre analizó el estado de descomposición de la etnología, ciencia que estudia las sociedades primitivas, nacida del colonialismo y basada en la mirada de la razón blanca. También analizó, críticamente, la vaguedad generalizadora de la antropología filosófica, que se limita' a exponer las ideas filosóficas que han existido sobre el concepto del hombre, desde Kant hasta Foucault, quien anuncia su muerte. Añadiríamos que, un ejemplo típico de este espíritu abstracto-historicista es la Antropología filosófica, de Bernard Groethuysen, que comienza su obra con Platón y termina con Montaigne. También las antropologías biológicas, culturales, que se ocupan del folklore, de refranes, de creencias mágicas, y la cotidiana, que se ocupa de los marginados, de la sociedad avanzada occidental, acumulan datos empíricos sin ninguna metodología. Por esta razón, el profesor Aguirre sostiene que es necesaria una antropografía que seleccione zonas regionales antropológicas de descubrimientos empíricos, para llegar a una síntesis armoniosa de esos diversos puntos de vista. En este sentido, formuló tres zonas antropológicas básicas: el cuerpo, perspectiva que no nos abandona nunca, según-Merleau-Ponty, la ciudad, tal como aparece en la Carta de Atenas, de Le Corbusier, que la describe como una estructura material, expresión del cosmos viviente; los mitos, ritos y símbolos, que se basan en las antinomias sagrado-profano, odio-amor, vida-muerte. Por último, el profesor Aguirre formuló la esperanza de que se llegase a una universalidad del concepto del hombre, mediante las categorías de totalidad y dialéctica.

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