García-Barros: "En mis cuadros busco el encuentro con la sombra"
Hoy se inaugura en la galería Skira la exposición de Enrique García-Barros, tercera que presenta en Madrid desde 1977.«En esta exposición», declaró el autor, «creo que se puede notar un cambio, una evolución con respecto a la primera. Se trataba entonces de obras muy directas, que aparte de su factura gestual escapaban poco a poco de la abstracción hacia formas incipientemente figurativas, muy agresivas y estallantes. Más tarde, hacia un mecanicismo aformalista, aunque compuesto por formas sujetas a una cierta disciplina de la que no puedo desprenderme».
«Mis obras actuales creo van perdiendo parte de ese mecanicismo y tornándose más corpóreas, aunque no más figurativas. Quizá se pueda decir que en ellas se entrevé mi preocupación por el hombre actual, por el hombre futuro, formado o deformado por esta sociedad irreversiblemente tecnológica y deshumanizadora. Supongo que es lógico el proyectar, de una manera u otra, en lo que haces lo que funciona por dentro. Lo que sí puedo decir es que no he renunciado nunca frente a la tela a aquel principio bretoniano del automatismo y a los modos de la pintura de acción en el comienzo de un cuadro, aunque a partir de ahí sean ahora mucho más elaborados que hace años».
«Creo que mis cuadros son paisajes urbanos interiores, retratos exteriorizados de lo oscuro; busco el encuentro con la sombra, el hermano interior escondido, y a veces rechazado, buscándolo no siempre como el enemigo interno, intentando parir el misterio eleusino que de alguna forma todos llevamos dentro como parte del depósito que para mí no tiene en el automatismo, sino el único instrumento de salida, el único "camino real"».
Enrique García-Barros comparte su vocación pictórica con su profesión de médico psiquiatra. «Comenzando medicina, a los diecisiete años, empecé a interesarme por el surrealismo. Creo que ya de antes tenía un cierto interés por lo onírico, lo que tal vez fuera. embrión de mi posterior vocación por la psiquiatría.
«En los primeros años cincuenta participé en varias exposiciones colectivas (entre ellas recuerdo una con Saura, Lecoultre, Tony Stubing y.otros, en la Sala Clan, que se llamó I Exposición de Arte Fantástico», y más tarde, y todavía dentro de la línea surrealista, hice una individual en la Galería Abril, en 1957. Desde entonces nunca dejé de pintar.»
«Por lo que respecta a las posibles interinfluencias entre la pintura y la psiquiatría, pienso que son dos profesiones que coexisten. Creo que mi especialidad médica no influye para nada en mi manera de hacer pintura. Tal vez ésta haya influido más en la forma de hacer psiquiatría o por lo menos en algunos de mis quehaceres psiquiátricos, por ejemplo en mis trabajos sobre arte psicopatológico (mejor le llamaría yo psicopatología de la expresión) y en mi convicción -que hace años llevo a la práctica con los pacientes del hospital- de la beneficiosa acción de la pintura llevada a cabo por el enfermo psíquico».
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