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Hassan II viaja al Sahara por primera vez desde los acuerdos de Madrid

Por primera vez desde los acuerdos tripartitos de Madrid de 1975 el rey Hassan II, de Marruecos, visitó el martes, en el marco de los actos conmemorativos del diecinueve aniversario de su entronización, la ciudad de Dajla (ex Villa Cisneros), antigua capital del ex Río de Oro español.

Por un lado, el soberano alauita, a quien ha acompañado casi toda la Corte y el Gobierno, ha querido demostrar con su desplazamiento, a los pocos meses de la entrada en acción del contingente especial Uhud, que el Sahara es una región tan segura hoy que ha hecho posible incluso la tan esperada y tantas veces solicitada visita real.Segundo -y quizá más importante-, Hassan II ha querido demostrar, cuando persistían los rumores de que se llevaban a cabo negociaciones secretas del conflicto, que Marruecos no está dispuesto a ceder, según la agencia oficial de noticias MAP, «ni una sola pulgada de suelo sahariano».

La selección de Dajla para esta primera visita real a tierras saharianas es altamente simbólica. El ex Río de Oro o Tiris el Gharbia había sido cedido por los acuerdos de Madrid a Mauritania, pero fue abandonado por el Gobierno de Nuakchott después del derrocamiento del presidente Moktar Uld Daddali. Los rumores sobre negociaciones secretas del Sahara parecían indicar la posibilidad de que Marruecos pudiese ceder este territorio, ya sea para que el Polisario constituyese en él un Estado o se asociase federalmente con Mauritania.

Durante su breve estancia en Dajla, el rey Hassan II recibió el testimonio de «sumisión (bei'a)» de las poblaciones de la región, impuso las insignias de coronel mayor al jefe del Ejército del Aire hasta entonces coronel, Kabbaj, mientras que el príncipe heredero inauguraba varias obras y procedía a la ceremonia de bautizar varias calles de la ciudad como avenida Hassan II, avenida Mohamed V o avenida Allal el Fassi.

Hassan II ha sugerido con su visita a Dajla lo que el día anterior había explicitado con toda claridad en su fastuoso palacio real de Marrakech: «Para Marruecos, el Sahara en su totalidad es marroquí, y que ello es una realidad histórica irreversible.»

La OUA, atenta

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Esta postura, sin embargo, corre el riesgo de agravar la situación de Marruecos en Africa, particularmente en el seno de la OUA que ha efectuado a fines del año pasado, e incluso en éste, varias gestiones para que Rabat permita el ejercicio del derecho a la autodeterminación de los saharauis, tal como estipulaba una resolución en ese sentido de la última cumbre de la OUA de Monrovia.Bien es verdad que esa resolución resulta de una aplicación un tanto ilusoria en las circunstancias actuales.

Marruecos, sin embargo, puede, cuando el Senado y el Congreso norteamericanos parecían haber aceptado definitivamente la venta de armamento sofisticado para el Ejército marroquí, enajenarse una amistad de última hora con Washington. Los lazos entre ambos países, que se habían resentido y se resienten a causa de las sospechas marroquíes de que Estados Unidos hubiese estado detrás de los intentos de golpe de Estado de 1970 y 1971, habían empezado a mejorar. Sobre ellos pesa aún la hipoteca de una supuesta intención que se atribuye al Departamento de Estado norteamericano de presionar a Marruecos para que haga concesiones.

La carta final que Marruecos parece haber colocado ahora sobre la mesa es su gran esperanza de que los países africanos y los árabes, por lo menos los moderados, después de los sucesos de Irán, la invasión de Afganistán, y la incursión de un comando contra la ciudad de Gafsa en Túnez, les lleve a reconsiderar su actitud con respecto al conflicto del Sahara.

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