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Acto socialista en favor de la libertad de expresión

El secretario de Cultura del PSOE, Ignacio Sotelo, manifestó el pasado miércoles en una conferencia sobre la libertad de expresión que «nuestro deber concreto, hoy, es hacer cumplir la Constitución. Esto exige casi un ardor revolucionario y una conciencia ética de primera categoría». Previamente, el señor Sotelo se había referido a hechos que, a su juicio, suponen restricciones a la libertad de expresión reconocida en la Constitución: entre otros, el secuestro de la película El crimen de Cuenca y el procesamiento por la jurisdicción militar del director de Diario 16.

En el acto, organizado por la Federación Socialista Madrileña y celebrado en sus locales, también intervinieron el secretario de esta federación, Joaquín Leguina; el crítico teatral y militante socialista Enrique Llovet y el escritor Alfonso Grosso. Aunque estaba prevista la intervención de Alfonso Guerra, diputado socialista, éste no pudo asistir por mantener una reunión con el ministro Abril Martorell.«Estamos viviendo momentos críticos», añadió Sotelo, «y tan irresponsable es callarse como ponerse en un activismo que nos podría llevar a una situación más grave.» Al comienzo de su disertación, afirmó: «No cabe algo que semeje a una democracia sin libertad de expresión. La vida de la cultura es comunicación en libertad, lo que exige canales abiertos para todos.»

Joaquín Leguina, secretario del PSOE de Madrid, defendió, entre otras cosas, el formalismo de las libertades, por considerar que «o defendemos las formas de las libertades o no tendremos libertad». Manifestó que, en España, «el autoritarismo es una vieja historia», y dijo que «la lucha contra la libertad tiene su mejor aliado en la insensibilidad de los demócratas».

Enrique Llovet aludió al considerable número de asesores del Ministerio de Cultura, y dijo que este organismo es el encargado de «proseguir la represión de la libertad de expresión». «Haremos cuanto esté en nuestra mano», añadió, «para impedir que continúe su ataque a la libertad de expresión.»

Alfonso Grosso defendió la libertad de expresión y excusó su corta intervención por la preocupación que, según dijo, le producía el inminente referéndum andaluz de autonomía.

Entre los asistentes al acto se encontraba el editor español del Libro del cole, que fue presentado al final del acto y aplaudido por los asistentes, unas doscientas personas.

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