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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

No hubo silbidos

Agradezco mucho la información aparecida en EL PAÍS sobre mi intervención en el Senado en torno a la ley del Deporte. Sin embargo, debo expresar mi preocupación por otras informaciones aparecidas en el mismo número de EL PAÍS sobre este y otros puntos relacionados con el paso de la ley de la Cultura Física y Deportes por el Senado.En primer lugar, es absolutamente falso que los estudios de Educación Física no serán de rango universitario. El artículo sexto del dictamen aprobado ayer por el Senado dice exactamente lo contrario, cuando habla de los niveles universitarios de primero y segundo ciclo y de regulación de estos estudios por el Ministerio de Universidades e Investigación. Es también falso que el texto vuelva al Congreso sin más que una pequeña variación acordada en su día por la Comisión. El Senado ha modificado profundamente la ley en más de la mitad de sus artículos. Siento discrepar en este y otros aspectos totalmente de su redactor, Alfredo Relaño, quien, evidentemente, no la ha saludado ni de lejos antes ni después de su paso por el Senado.

Si es necesario le enviaría con sumo gusto la relación completa de los artículos modificados. Han sido modificados, entre otros, los artículos dos, tres, tres bis (nuevo), cuatro, cinco, seis (de forma sustancial, con la creación del Instituto de Ciencias de la Educación Física y del Deporte y la inclusión de un artículo, uno bis, nuevo sobre ordenación de actividades físico-deportivas en el sistema universiterio), once, trece, catorce y quince, para ceñirme solamente a aquellos artículos en cuyo debate parlamentario estuve presente y en el que participé con varias intervenciones. Un redactor de un periódico de tal importancia e influencia no puede despachar un asunto tan grave para el deporte español y de tanta incidencia social con tan escaso sentido de la profesionalidad.

También me permito discrepar de manera absoluta de la información que aparece en el mismo número, página 33, sobre mi encuentro con los alumnos del INEF. Su redactor, en este caso el señor Calleja, demuestra un partidismo inconcebible cuando, al hablar de tímidos silbidos, que yo no escuché quizá, porque soy algo duro de oído, no reseña la gran ovación con que fue saludada mi presencia y con que fue rubricada mi despedida, además de otra ovación, al menos, con que el, auditorio comentó uno de mis parlamentos. Incluso mi dureza de oído fue netamente superada por esas ovaciones.

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Afirmar, como hace su enviado especial, que los estudiantes manifestaron claramente su adhesión al señor Delgado es una auténtica tomadura de pelo a los propios estudiantes.

También ha olvidado su distinguido redactor que cuando al final, después de negarme yo por dos veces a firmar un absurdo manifesto que se me propuso, un asambleísta manifestó su deseo de marcharse, con intención de arrastrar a los demás, tuvo que marcharse solo, entre la indiferencia general.

Siento, querido director, tener que ejercer como periodista en este caso, pero ya le he comunicado que este Ministerio está dispuesto a utilizar a fondo el principio de subsidiariedad.

Un cordial saludo.

P. D.: Su distinguido redactor podrá ver la confirmación de los aplausos con que fue recibido en varios medios, entre otros, en la página veintisiete de Mundo Obrero, de fecha de hoy.

(ministro de Cultura)

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