Crispado silencio durante la declaración de Dolores González
El testimonio que más atención centró fue el de Dolores González Ruiz, viuda del también abogado Javier Sauquillo, asesinado a sus pies en el bufete de Atocha y en 1969 compañera del estudiante Enrique Ruano, muerto entonces en extrañas circunstancias al poco de ser detenido por la policía. Sobre el rostro de la testigo se observan las cicatrices de las heridas recibidas durante la matanza.En medio de un silencio crispado, la abogada de la acusación privada preguntó a la testigo: «¿Identifica a alguno de los sentados en el banquillo como autor de los disparos?» Dolores González Ruiz, con un gesto de seriedad profundo, miró uno a uno a los acusados. Con su índice derecho señala de frente a Fernández Cerrá: «Sí, a ése, el de la camisa azul.» El señalado arqueó las cejas y con gesto de fastidio miró al techo de la sala.
Una vez vuelta hacia el tribunal, la abogada superviviente de la matanza de Atocha narra con voz a veces imperceptible su relato de los hechos.
-Mostraron una frialdad absoluta mientras nos encañonaban. Al incorporarse la otra persona comenzaron a disparar. Yo me tiré sobre un banco y me tapé el cuerpo con una trenca que llevaba. Recibí luego los tiros.
La testigo subraya que había una tercera persona entre los asaltantes, dos en el interior de la sala que ocupaban y otra en la puerta. Dolores González Ruiz pesa actualmente 32 kilos. Ha sufrido tres intervenciones quirúrgicas en la zona maxilofacial, a ambos lados del rostro y en el cuello.
Sobre la sala se produce una situación de congoja cuando uno de los defensores de los acusados, con palabras cálidas hacia Dolores González Ruiz, le asegura que no va a preguntarle nada violento, por respeto a su edad, a su circunstancia y al hecho de ser colega letrada. Tras dos preguntas breves, el defensor le pregunta cariñosamente si pese a sus lesiones confía recuperarse para reemprender el ejercicio de su profesión. Con voz firme, Dolores González Ruiz respondió: «Sí».
Jaime Miralles, portavoz de la acusación privada, señaló que los letrados renuncian a la prueba testifical global por ellos presentada, que incluía a 57 testigos, si bien mantiene la comparecencia de diecisiete testigos, entre ellos los ex miembros de la Brigada Político-Social José Luis González Gay y Antonio González Pacheco, conocidos este último, en medios universitarios, como Billy el Niño. En la relación leída por Jaime Miralles se incluían además cinco funcionarios policiales, citados por el número de su carné profesional y no por sus nombres.
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