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Persiste la gravedad de Tito

Persiste la gravedad en el estado de salud del presidente Tito de Yugoslavia, de 87 años, dos días después de que los médicos que le atienden en un hospital de Liubliana emitiesen un comunicado en el que se informó de deficiencias renales, digestivas y cardíacas en el paciente.

El parte médico hecho público ayer subrayó el aspecto «estacionario», sin observar ninguna mejoría en el anciano presidente. Otras fuentes médicas afirmaron que los problemas detectados en Tito se complican ahora con la diabetes que padece.

Por su parte, fuentes del Gobierno yugoslavo afirmaron que el estado de Tito era «grave» e «imprevisible». La población está sorprendida ante la recaída del presidente, cuya mejoría era, al parecer, notable y rápida tras la amputación de su pierna izquierda, el pasado 20 de enero.

Sin embargo, las altas instancias del Partido Comunista (Liga de los Comunistas) insisten en el desarrollo normal de la vida política del país, a pesar de la enfermedad del presidente. Hoy saldrá en dirección a la RDA el primer ministro yugoslavo, Veselin Djuranovic. Otros medios oficiales han mostrado su satisfacción por el buen desenvolvimiento de las personas que ocupan las direcciones colectivas del Estado y el partido.

El principio de no injerencia

De todas formas, el grave estado físico de Tito ha vuelto a plantear interrogantes sobre el futuro de este país. Ayer, representantes de la Liga de los Comunistas que visitan oficialmente la República Federal de Alemania destacaron ante la prensa la necesidad de respetar el principio de la no injerencia política, lo que fue corroborado por el anfitrión alemán, Egon Barli, en representación de los socialdemócratas alemanes (SPD).El jefe de la delegación yugoslava, Aleksandar Grlickov, criticó, además, muy duramente, la postura norteamericana de boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú.

El grupo yugoslavo mantuvo entrevistas con el canciller Helmut Schmidt, con diversos políticos del Partido Socialdemócrata y con el ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Klaus von Dohnany.

La impresión en Belgrado no es alarmista, dado que los mecanismos sucesorios ya están prácticamente en marcha desde que el mes pasado se agravó, hasta límites críticos, la salud del mariscal.

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