El desengaño

«Estamos ya instalados en el desengaño, el signo de esta segunda fase de la democracia. El desencanto queda atrás. Estamos tocando el fondo de la trivialización. (...)El liderazgo político de un partido que, antes de convencerse de que la democracia era la salida inevitable, había vivido gustosamente en la dictadura, está tratando de elaborar una democracia verdaderamente original: el mantenimiento de unas fórmulas consagradas con el contenido y las prácticas de un sistema autoritario, arbitrario. Cuando diariamente la violencia o el paro nos están dando el contrapunto trágico. las formas de gobernar descienden incluso a lo picaresco. ( ... )

Las normas para el referéndum andaluz son una humillación colectiva. La fórmula que deberá utilizarse como pregunta a los andaluces es un atentado al lenguaje (¡ay, Mairena!) y un burdo recurso, un pícaro recurso para fomentar el desinterés. ( ... )

Las muertes de seis guardias civiles la semana pasada marcan la cota más alta en la política desesperada de un grupo separatista que desea lo peor, incluida la guerra, para el País Vasco. Más que nunca es necesario que este grupo quede aislado, no sólo por todos aquellos recursos de los que dispone un poder democrático desde el punto de vista de la seguridad del Estado, sino por la acción política. El frente antiterrorista que está formándose y que debería llevar a cabo una auténtica política de agitación en el País Vasco tendrá que ser respaldado puntualmente por el Gobierno. ( ... )

Cuando el presidente del Gobierno desconsidera al Parlamento (visita de Suárez a Carter), o cuando se nombra un Tribunal Constitucional a espaldas de varios partidos parlamentarios, ¿a qué queda reducido el Congreso de los Diputados? ¿A qué el Senado? Cuando al Parlamento se le escapa el debate de los grandes temas políticos que importan al país, cuando no llega a su seno la polémica sobre la corrupción de Televisión Española, ¿a qué se le relega? (...)»

César Alonso de los Ríos

5 de febrero