Ortiz de Echagüe: "El genuino sabor fotográfico hispano"
Muestra de fotografías realizadas entre 1903 y 1964
Hoy se inaugura en las salas de exposiciones de la Biblioteca Nacional una muestra de 140 fotografías de Ortiz de Echagüe, seleccionadas por el autor y realizadas entre 1903 y 1964. La exposición ha sido organizada por el Centro de Promoción de Artes Plásticas e Investigación de Nuevas Formas Expresivas. También se inaugurará hoy en las mismas salas una exposición de pinturas de Gloria Alcahud, con un total de 44 obras de la serie Organismos vivientes.
José Ortiz de Echagüe es uno de los fotógrafos más significativos del Estado español. Militar desde 1909, piloto, primero de globo y después de aviación (el tercero de los títulos de capacitación de vuelo otorgados en el país en cuanto a antigüedad), organizador de lo que serían los talleres de la Maestranza de Cuatro Vientos (1923). Fundador de la empresa CASA (Construcciones Aeronáuticas, Sociedad Anónima), y por indicación del INI crea y preside la Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT). Autor de colecciones fotográficas como Tipos v Trajes, Spanische Köpfe (Cabezas españolas), España mística, Pueblos y paisajes, Castillos y alcázares.... entre sus obras aisladas se encuentran los bestsellers de las revistas y publicaciones de la época: Cerros de Calatayud y Sermón en la aldea. Galardonado, entre otros, con el Honorary Fellows de la Royal Photographic Society of Great Britain y de la Photographic Society of America. En su curriculum cuenta con numerosas exposiciones en Estados Unidos, Suráfrica y diversos países de Europa.No podemos prescindir del contexto en que se ha desenvuelto nuestro país en materia de teoría de la comunicación, y más específicamente la fotografía, para tratar de incardinar en él la obra de Ortiz de Echagüe. La trayectoria de ésta, a la vez que hueca y asistemática, es sumamente incestuosa conceptualmente. El deterioro progresivo, la decadencia y la reiteración de los temas de la iconografía fotográfica nacional están al alcance de cualquiera con tan sólo consultar las publicaciones especializadas hasta comienzos de los setenta. Como simple referencia contextual basten estas consideraciones. Por otro lado. en el plano personal. el fotógrafo se ha desenvuelto. aquí. en los niveles de pluriempleo más acentuados. No es de extrañar que se simultanee una función bancaria, mercantil o se imparta la docencia con el ejercicio de la actividad fotográfica. Y en este punto se han de conectar los cables para analizar la obra de uno de los representantes del manierismo fotográfico más seguido e invocado por toda una generación de especialistas (1950-1970).
Se ha calificado a Ortiz de Echagüe de mito, titán... (Anuario de la fotografía española, Everest, 1973). Pero Ortiz de Echagüe no es, ni ha sido, un mito o un titán, aparte las consideraciones que pueden hacerse sobre estos fastuosos calificativos. Y no lo es, ni lo ha sido, en el marco de la fotografía española, ni en el internacional. Para aquélla porque ha fabricado dioses a granel en todas las demarcaciones administrativas del Estado (genios provinciales, comarcales, regionales y nacionales). Para esta, porque los períodos transcurridos entre 1920-1940, así como 1940-1960, épocas en las que se realizó la mayor producción de Ortiz de Echagüe, tienen un peso específico muy alto para la ciencia de la comunicación fotográfica. y en general para la cultura de la imagen. No podemos olvidar los nombres de: Stelchen, Man Ray. Paul Strand, Moholy Naov, Eric Salomon, Edward Weston. Brassai. Alexander Rodchenko, Walker Evans.... y más recientes, Cartier Bresson. Ansel Adams. Minor White. Penn... Ortiz Echagüe es un buen fotógrafo. qué duda cabe. pero en el sentido más español del término. El valor documental de sus fotografías es muy relativo. el del documento contenido en un figurín de la antigua moda ritual. El rito de los atuendos festivos. a extinguir. conjuntado con el pasmo del que lo han puesto a posar Y se siente trascendente. Los fotógráfos españoles adoraron lo «típico», pero no de la forma que lo hicieran las corrientes de expresión fotosiráfica coetáneas a Ortiz de Echagüe, la fotografía como documento de múltiples usos, desde el socioeconómico al reivindicativo. Citemos a Dorothea Lange ( 1895-1965), quien hacia 1935. junto a un equipo de fotógrafos, y por encargo de la Farm Security Administration USA, reflejó la miseria de la población rural en un conjunto de testimonios gráficos, que sirvieron directamente de base al legislativo para mejorar las condiciones de vida en este medio. No es que tomemos como parámetro circunstancias sociopolíticas de distinta naturaleza, más favorecedoras de este tipo de actividad que hace al caso. Lo que ocurre es que se nos ha querido hacer ver en la obra de Ortiz de Echagüe un valor documental excepcional, que no pongo en duda lo tenga, aunque con un sentido y unos usos muy diferentes a los que tradicionalmente se le han atribuido.
Maestro de alquimias y recetas magistrales, gran conocedor de los procedimientos pigmentarlos (goma bicromatada, bromoleo y técnicas semejantes). Pionero en el uso de papeles ya legendarios, como el Artigue, Hochheimez, Artistique y Fresson, pasando por procedimientos como el de «carbón directo». Ortiz de Echagüe es piedra angular, muestra lo suficientemente valiosa para introducirnos en el análisis de la fotografía de toda una época en este país.
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