Duras críticas de Carrillo a la política exterior de la URSS
El Comité Central del Partido Comunista de España (PCE) aprobó ayer un informe presentado por el secretario general, Santiago Carrillo, en el que se hace un llamamiento a la colaboración entre socialistasy comunistas, «entodoslos terrenos posibles», como única forma de impedir que la situación política lleve a «un Gobierno de emergencia controlado por la derecha, es decir, a un sucedáneo de dictadura». Paralelamente, el documento critica duramente la reciente escalada en la escena internacional, condena la invasión soviética de Afganistán y hace un llamamiento a la distensión.La reunión del Comité Central, que continuará hoy, estaba en principio previsto que tuviera como asunto central el proceso autonómico, pero este tema, preparado desde antes del comienzo del año, ha quedado en segundo plano ante la gravedad de los acontecimientos internacionales y la derechización de la política española.La situación en España, señala el informe, «está profundamente penetrada por todo el contexto internacional ». Preside las sesiones Dolores Ibárruri, presidenta del partido.
Afirma Carrillo que nadie debe extrañarse que los comunistas «estemos marginados» de la actual situación, ya que ésta obedece a la derechización de UCD y su Gobierno, que se han plegado a las, exigencias de una derecha que se resiste al avance de la democracia, política que el PCE no puede asumir. Por tanto, «la marginación comunista ha sido una consecuencia, si no un antecedente necesario, de la inflexión hacia la derecha».
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Llamamiento de Carrillo a una amplia colaboración de la izquierda
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Para consolidar su poder, estima Carrillo que la derecha «intenta servirse del PSOE», mediante la «zanahoria de la alternativa de Gobierno», con la intención de debilitar a la izquierda, «especialmente al PSOE, comprometiéndole en una política favorable a la derecha», y también al PCE mediante la marginación. Mirando más lejos, agrega Carrillo, «uno se pregunta si Suárez no está preparando su propia marginación», porque esa derecha también acabará prescindiendo de él.
Lamenta Carrillo que se hayan producido fricciones peligrosas entre socialistas y comunistas, y advierte que la presión ucedista trata de romper los acuerdos municipales de la izquierda. «No nos importa», dice más tarde, «aparecer como la única óposición a la política de derecha de UCD, aun que preferimos compartir ese honor con los compañeros socialistas y hacemos todo lo posible en esta dirección.»
Señala después que «UCD ha olvidado los tiempos no lejanos en que proponía al PCE la elaboración de un programa de mayoría de Gobierno», y que «nosotros seguimos siendo los mismos de entonces», pues «los que han variado son ellos». Critica también la inflexión de UCD en el tema autonómico y en el terreno socio-económico, donde ni siquiera los empresarios confían en el Gobierno, y concluye que «quizá el designio último sea lograr también la resignación, el fatalismo y la pasividad de los ciudadanos», que «son el caldo de cultivo para regímenes autoritarios y de violencia».
"El problema PSOE"
Por último, el informe analiza detenidamente lo que llama «el problema PSOE», afirmando que sería simplista admitir que los socialistas se han vendido al Gobierno, porque el PSOE mantiene otras actitudes «que son positivas y que no podemos ignorar», aunque el problema es «que los socialistas, hoy por hoy, se ven como una alternativa de gobierno a UCD y consideran que su estrategia pasa por la hegemonía en el movimiento obrero, en el movimiento sindical».
En esta situación, Carrillo pone por encima de todo la necesidad de superar el actual bache entre socialistas y comunistas, por el bien de la clase obrera y de la democracia, ya que si en España se produce un enfrentamiento entre ambos como el existente en Francia, «si nos hacemos la guerra», la actual política de UCD llevaría a «un Gobierno de emergencia controlado por la derecha. Es decir, un sucedáneo de dictadura». Esta cooperación podría concretarse en el relanzamiento de un programa económico, cuya principal preocupación seria el paro, y una ayuda mutua en el proceso autonómico.
En cuanto a la situación internacional, sostiene el informe que puede transformarse en la más seria desde 1945. Parte Carrillo de que la crisis -económica mundial exaspera las contradicciones y, tras advertir que situaciones como ésta habrían llevado a la guerra de no existir el arma nuclear, alude a la crisis del liderazgo norteamericano y resalta las graves consecuencias para la clase obrera y las fuerzas populares que ha tenido la ruptura de la unidad de la izquierda en Francia; «la mayor derrota que ha sufrido la clase obrera europea en los últimos años».
Juzga como revolución antiimperialista la de Irán, aunque la retención de rehenes en la embajada norteamericana es un «acto insólito e indudablemente negativo», y entra en la invasión de Afganistán advirtiendo que en este país, tradicionalmente aliado de la URSS, «no hubo nunca revolución popular», sino que el derrocamiento de .la monarquía, hace años, y los sucesivos golpes de Estado posteriores, no han sido sino «una lucha en el seno de las capas dirigentes».
Así, la invasión soviética es injustificable, e insostenibles las explicaciones de que se trataba de salvar el régimen socialista de aquel país, porque «en este país no existía, en absoluto. un régimen socialista». En base a estos datos, Carrillo reclama el derecho de los, partidos comunistas a trazar su propia política, partiendo de cada situación nacional, y señala como principal tarea frenar el avance del belicismo y el imperialismo, impidiendo una tercera guerra mundial.
Tras una nueva condena del caso Sajarov, el informe plantea la necesidad de un «debate esclarecedor» en el PCE sobre estos temas. También al final del documento se alude a la necesaria unidad del partido en este sentido, y las dificultades que «pueden ser caldo de cultivo en el que las contradicciones internas se exacerban».
En unas declaraciones posteriores a la prensa, Carrillo dijo sobre este punto que no existe realmente un peligro de división entre tendencias, sino que a ciertos militantes una cierta exasperación les inclina a justificar la actitud de la URSS, mientras otros analizan los problemas quizá sin suficiente relación con la gran masa del partido.
En cuanto al llamamiento a la colaboración que realiza su informe, indicó Carrillo que, si se examina con seriedad el fracaso de la política actual, el diálogo puede ser mucho más amplio que con los socialistas, para convertirse en un acuerdo de las fuerzas implicadas en salvaguardar la democracia.
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