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Además de material bélico, Washington concede a China preferencias comerciales

Estados Unidos decide vender material militar a China Popular, excepto armas, como réplica a la ocupación de Afganistán por tropas soviéticas. La medida, aprobada por el Pentágono, sin citar ni el importe ni la cantidad, supone el envío a Pekín de camiones militares, equipos de telecomunicaciones y radares. Por su parte, el Congreso ratificó la concesión a China de la cláusula comercial de «la nación más favorecida», que permitirá incrementar los intercambios comerciales entre China y EEUU.

La especificación por parte del portavoz del Pentágono de que se trata sólo de material militar, pero no de armas, demuestra la relativa prudencia de Washington de incluir a China dentro de su estrategia de réplica a Moscú por los acontecimientos de Afganistán, pero sin ánimo de radicalizar las diferencias chino-soviéticas. Sin embargo, es evidente que la finalidad del envío de material bélico norteamericano a China es reforzar el potencial de su Ejército. La venta de camiones servirá para dar mayor movilidad a las tropas chinas, carentes de suficiente material de transporte moderno. Los equipos de comunicaciones agilizarán la posibilidad de intercambios rápidos de información. Los radares de control contribuirán a detectar la eventualidad de movimientos de aviones o tanques soviéticos en la amplia zona fronteriza entre China y la URSS.Se suma al paquete de ayuda militar norteamericana a China el acceso por parte de Pekín a los datos del satélite norteamericano Landsat, destinados a informaciones sobre cosechas agrícolas, explotaciones forestales y minería, sin excluir la aportación futura de otros conocimientos tecnológicos que puedan tener una Finalidad militar.

La ayuda militar a China entra en el conjunto de la nueva estrategia militar norteamericana, destinada a reforzar su potencial en la zona de Asia central. El próximo paso puede ser el incremento de la cooperación económica y militar de Estados Unidos con Pakistán. A los cuatrocientos millones de dólares concedidos por Washington a Karachi, ridiculizados por el general Zia UI-Hag al calificarlos de «ayuda en cacahuetes», podría sumarse una cantidad suplementaria, otorgada conjuntamente entre EEUU, Arabia Saudí, Japón y algunos países de Europa Occidental. No se excluye poder llegar a los 2.000 millones de dólares, distribuidos en un programa de dos años, como pide Pakistán.

Boicot olímpico

A estas medidas concretas con China, a las que la URSS reaccionó inmediatamente afirmando, a través de la agencia Tass, que son un «paso más en la política contra la URSS», hay que añadir la firme votación del Congreso de Estados Unidos a favor de la aprobación de boicotear los Juegos Olímpicos de verano en Moscú. Sin embargo, un sondeo realizado entre delegados deportivos en el Comité Olímpico norteamericano dio un resultado totalmente contrario al voto del Congreso. Entre los 47 delegados interrogados telefónicamente, al mismo tiempo que el Congreso daba su apoyo al boicot, treinta se declararon partidarios de acudir a los Juegos Olímpicos, y sólo doce afirmaron no querer ir a la capital soviética si continúa la actual situación en Afganistán.Esta resolución votada por el Congreso está destinada a presionar sobre la Unión Soviética para que el Kremlin decida retirar sus tropas de Afganistán antes del 20 de febrero. Los congresistas que apoyan la decisión del presidente Carter afirman que «esta medida es la más importante sanción no militar intentada aquí para frenar el control militar soviético en la región del Próximo Oriente».

Hay que recordar que la decisión del Congreso, seguida próximamente por el Senado, no supone ningún impedimento legal para que el equipo deportivo norteamericano pueda ir a Moscú. Esta resolución tiene la forma de una «petición insistente» dirigida a los principales interesados.

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