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La crisis en Asia central

Acuerdo chino-norteamericano contra el expansionismo de la URSS

Estados Unidos y la República Popular China han decidido suscribir un acuerdo «urgente» de resistencia y oposición a la intervención soviética en Afganistán y, mientras tanto, chinos y norteamericanos aplicarán «medidas complementarias» para asegurar «sus intereses» frente a la «estrategia» soviética, informaron fuentes chinas.

Los acuerdos fueron anunciados durante el tercer día de estancia oficial en Pekín del secretario de Defensa estadounidense, Harold Brown, que ayer mantuvo una amplia entrevista con el viceprimer ministro y encargado de la comisión militar del Comité Central del PC chino, Gen Biao, y que mañana mantendrá conversaciones con el hombre fuerte de China, Deng Xiaoping.En un despacho de la agencia Xinhua (Nueva China) se informa que ambas partes (China y EEUU) «estiman que resistir y oponerse a la agresión militar soviética y a sus ambiciones expansionistas es cuestión de suma urgencia en los momentos actuales».

Asimismo, Brown tuvo para con la URSS las palabras más duras que jamás pronunciara en Pekín un alto funcionario de la Administración norteamericana. Durante el banquete ofrecido en su honor el pasado domingo, y respondiendo al brindis del ministro de Defensa chino, Xu Xiangqian, el secretario de Defensa afirmó que la cooperación entre ambos países «debe alcanzar a todos aquellos terrenos en que se sientan amenazados los intereses que comparten China y EEUU, sabiendo responder tanto en el terreno de la defensa como en el diplomático».

Diversas fuentes diplomáticas que acompañan a Brown han sido muy reservadas en dar información acerca de las «medidas complementarias» anunciadas y las características de la cooperación chino-norteamericana para preservar los intereses mutuos. De todas formas. parece claro que Washington no venderá armas a Pekín, pero no ocurre lo mismo con el sofisticado material tecnológico aplicable a la defensa; concretamente, satélites de espionaje y modernos equipos de ordenadores. Por todo esto se sugiere en Pekín que las relaciones chino-norteamericanas en el terreno de la defensa podrían llegar a convertirse, en un plazo relativamente breve, en una clara alianza.

"Atroz agresión"

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El pasado domingo, casi simultáneamente se dirigieron desde Pekín, dos duros ataques a la política intervencionista de Moscú en Afganistán. Por una parte, el viceprimer ministro chino, Deng Xiaoping, en el transcurso de un banquete ofrecido al vicepresidente egipcio, Hosni Mubarak, afirmó que «la atroz agresión soviética» contra Afganistán tenía como objetivo «buscar un control de la zona petrolera desplazando a Europa occidental y obtener la hegemonía mundial».

Por su parte, Brown ironizó sobre la intervención militar de Moscú refiriéndose al tipo de amistad que otorga la URSS «a un Gobierno con el cual ha firmado un tratado de paz, haciendo ejecutar al presidente de ese Gobierno y a su familia».

Al margen de las acusaciones, Deng Xiaoping fue especialmente explícito cuando dijo que «el Gobierno y el pueblo chino colaborarán con el pueblo afgano y con todos aquellos países partícipes de la paz y la justicia, para contrarrestar los actos soviéticos de agresión y expansión».

En su primera jornada de conversaciones oficiales, Harold Brown trató, además de Afganistán, temas relacionados con Pakistán, Irán, el sureste asiático y Corea. Un miembro del séquito norteamericano declaró que el secretario de Defensa solicitará a las autoridades chinas que amplíen en lo posible su ayuda militar a los paquistaníes.

A pesar de que la visita de Brown estaba anunciada desde finales del pasado mes de agosto -antes de la nueva situación creada por los soviéticos en Afganistán-, los dirigentes chinos conceden a este viaje nueva importancia. Así, en vísperas de la llegada del secretario de Defensa, el órgano oficial del PC chino, Remin Ribao (Diario del Pueblo), hacia veladas críticas a la política exterior norteamericana de cara a la URSS, refiriéndose a un «posible aislamiento» norteamerícano debido a las contradicciones entre sus palabras condenatorias para los soviéticos y sus acciones tendentes, a la vez, a preservar el entendimiento con Moscú.

La agencia Xinhua, en nombre de los veinte millones de musulmanes chinos, hizo ayer un llamamiento de ayuda «a nuestros hermanos musulmanes afganos masacrados y reprimidos por el invasor soviético» e incluso llegó a citar el Corán, algo inusual hasta ahora en la prensa comunista china, diciendo que sus enseñanzas «están de acuerdo con la heroica resistencia del pueblo afgano».

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