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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Herzog y los marañones

Diferentes comentarios de prensa en estas últimas semanas han venido relatando los enfrentamientos producidos en Perú entre la compañía del cineasta alemán Werner Herzog y los aguarunas, pueblo nativo del Alto Marañón. Yo mismo me había encargado de alertar a la opinión pública europea acerca de la gravedad de los incidentes, que ponían en peligro la existencia misma de una de las organizaciones más progresistas de la Amazonia: el Consejo Aguaruna.Igualmente había anunciado que, si los técnicos alemanes no cesaban en sus pretensiones, los aguarunas continuarían las hostilidades mediante las armas. La advertencia no fue escuchada y el primer enfrentamiento armado tuvo ya lugar: doscientos aguarunas destruyeron las instalaciones del equipo alemán, así como su campamento. Los técnicos debieron huir; Herzog se refugió en Lima.

En la actualidad se trataría de presentar una información objetiva de los hechos, puesto que el relato de los acontecimientos que Herzog ha efectuado es extremadamente tendencioso y puede acarrear consecuencias catastróficas para la propia existencia del Consejo Aguaruna. El Consejo Aguaruna es conocido como la formación que reúne bajo su autoridad el conjunto de los pueblos jívaros de Perú y actúa en defensa y promoción de los intereses básicos (socioeconómicos y culturales) de este grupo nativo, cuyo proceso de desarrollo apasiona actualmente a todas las comunidades indias de América.

Herzog intenta utilizar este enfrentamiento armado para presentar la acción del Consejo Aguaruna como un movimiento «autonomista», apoyándose en la oposición entre Ecuador y Perú en torno a la delimitación de la frontera mutua. ¿Cuáles son los hechos en realidad?

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La compañía alemana intentaba utilizar varios millares de aguarunas como extras en el rodaje de su película sobre las «hazañas» de Fitzcarrald, un aventurero holandés autor de innumerables crímenes de carácter genocida y causante de la desaparición de comunidades nativas enteras cuando la fiebre del caucho. Herzog se instaló en el territorio de los aguarunas sin la menor autorización de las autoridades indias. Estas exigieron su salida y rehusaron su colaboración. Herzog hizo intervenir a algunos militares de un destacamento próximo, que dispararon sobre el pueblo de Wawaim para conseguir, mediante la intimidación, el permiso de penetrar en territorio indio. El Consejo Aguaruna se reunió y, en asamblea general, rehusó la autorización.

La compañía, entonces, intentó sobornar a los responsables de la comunidad de Wawaim y del consejo. Estos, unánimemente, fueron rechazados. Herzog comenzó una campaña de difamación en la prensa de Lima, pidiendo la intervención de los tribunales peruanos, con el fin de imponer que los indígenas se retracten. Una delegación del Consejo Aguaruna enviada a Lima disipó las difamaciones, al tiempo que establecía la sucesión de los acontecimientos y las decisiones del órgano máximo aguaruna. Esta oportunidad fue aprovechada para explicar ampliamente los motivos por los cuales los aguarunas rehusaban participar en la empresa de Herzog. No obstante, la compañía Herzog siguió en sus trece.

Los aguarunas solicitaron entonces una entrevista con el jefe del Estado. Fueron recibidos por los ministros de la Guerra y de Agricultura, quienes aprobaron sus reivindicaciones: el Gobierno peruano respetará la ley de las Comunidades Nativas y apoyará a las comunidades que rehúsan la entrada a su territorio de los técnicos alemanes.

El Consejo Aguaruna se comprometió a suministrar 3.000 hombres armados para defender cualquier causa común en el Alto Marañón. Es preciso señalar que esta región está reivindicada por Ecuador a partir del momento en que los acuerdos de Río de Janeiro fueron

(Pasa apágina 8.) (Viene depágina7.) denunciados por las autoridades ecuatorianas y que toda la región está bajo control militar y en permanente estado de alerta. Por parte aguaruna, pues, el objetivo del consejo ha sido buscar una alianza e incluso una integración declarada en la unidad nacional peruana, y ello tanto más cuanto que el Estado peruano es, por el momento, el país que dispone de la legislación más favorable para las comunidades indias de entre todos los países de América Latina.

Por consiguiente, anunciar mediante la prensa internacional que el Consejo Aguaruna sería «autonomista» y se apoyaría en Ecuador es una mentira escandalosa. Dado que las autoridades aguarunas no disponen de posibilidades de réplica, desmiento categóricamente las declaraciones de Herzog, que son un puro fraude, cuyo objetivo es dañar a las comunidades indias. Para su beneficio personal, Herzog está especulando sobre una eventual represión policial y militar en el Alto Marañón.

Lo cierto es que, por el contrario, lo más probable es que el Ejército peruano, que ya sancionó al autor de la agresión de Wawaim y que ha apoyado al Consejo Aguaruna, proteja a las comunidades indias, con el fin de no provocar un enfrentamiento que pudiera oponer a los aguarunas, ya no con los técnicos de la compañía, sino contra colonos a sueldo de la compañía o incluso fuerzas armadas locales irresponsables, ya que entonces, la conciencia étnica jívara podría no olvidarlo. En efecto, nada prueba que el Ejército peruano hubiera deseado disparar sobre las comunidades aguarunas, y los argumentos del cineasta alemán para fortalecer esta hipótesis sólo se justifican por su despecho.

Lo cual no impide para que este asunto, que revela que las comunidades indias en América del Sur existen, se desarrollan y piensan participar en la vida nacional como protagonistas del desarrollo del país, se haya convertido en un faro para todas las comunidades indígenas, incluidas las de los Andes.

Olvidaba señalar la agresión de que fue víctima el asesor francés del Consejo Aguaruna, Eric Sabourin, linchado y arrojado al Marañón por una treintena de mercenarios dirigidos por técnicos asalariados de la compañía. Se le reprochaba haber transmitido a la prensa de Lima e internacional copias de las actas de las asambleas del Consejo Aguaruna, en las que se denunciaban los abusos y se exponían los motivos, de su negativa. El Ejército peruano liberó al ingeniero agrónomo francés que, tras haber escapado de ser ahogado, había sido retenido. Eric Sabourin, en la actualidad, se recupera en Lima.

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