_
_
_
_
_

La aplicación de las computadoras a la creatividad artística

A finales de noviembre y coincidiendo con el SIMO tuvo lugar en el Pabellón de Cristal de la Feria del Campo, de Madrid, una audición de cintas de música realizada mediante computadora. Esta modalidad de composición se ha desarrollado en España a trancas y barrancas a través de los años, impulsada por los esfuerzos individuales de una serie de artistas que, comandados por Florentino Briones, forman ahora el Seminario de Análisis y Generación Automática de Formas. Javier Maderuelo y Emiliano del Cerro, miembros del seminario se prestaron a narrar los asombrosos sufrimientos y sinsabores del romántico músico computarizado.

«El seminario se fundó en 1968, en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense, más como un centro de investigación de formas plásticas que otra cosa. En él participaban escultores y pintores, como Sempere, Alexanco, Barbadillo, Quejido y otros varios. Esta gente presentó sus trabajos fuera de España y tuvo una repercusión tremenda. Lo que pasa es que no tenían programadores dedicados en exclusiva, y los pintores se cansaron de esperar que los programas tardaran meses, y a los cuatro o cinco años lo dejaron. No había ni nunca ha habido una subvención; pero, no obstante, músicos, como Luis de Pablos y Eduardo Polonio, o arquitectos, como Javier Seguí, comenzaron a trabajar o a intentarlo. Sin embargo, esto era una cosa personal de Florentino Briones, que trabajaba en el Centro de Cálculo, y, cuando él se fue a otro empleo, todos tuvieron que salir de allí rápidamente para refugiarse en el despacho de Seguí a la sazón precatedrático de la Escuela de Arquitectura. Cuando Seguí sacó la cátedra tuvimos que trasladarnos a la biblioteca del Museo de Arte Contemporáneo. Allí no había material ni nada, de modo que, cuando se creó el CINFE (Centro de Investigación de Nuevas Formas Expresivas), sito en el mismo edificio, intentamos tomar contacto con ellos. Pero, claro, la dirección está en la octava planta, y nosotros, en la baja; de manera que aburridos, y esta vez oficialmente (pero sin subvenciones), nos fuimos a buscar cobijo en la facultad de Informática, aula 203, donde puede acudir cualquiera. »

La historia es así de kafkiana y un tanto deprimente cuando se sabe que, a este paso, el retraso en cuestión música de veinte o treinta años que llevamos respecto de EEUU, Francia o Alemania no va a hacer otra cosa que aumentar. Pero, a pesar de todo, la gente intenta hacer cosas.

«En ese momento y con todas esas dificultades no tenemos un proceso muy creativo; tratamos más bien de crear un lenguaje que pueda relacionar las máquinas y los términos musicales. Desde este punto de vista lo que somos es investigadores. No es cuestión de que vayamos a realizar obras magníficas; nuestro trabajo se parece en cierta medida al de un químico en un laboratorio; las aplicaciones prácticas vendrán después. De hecho, las obras que hacemos ahora mismo tampoco iban a ser muy comprendidas, más que nada porque la gente no está acostumbrada. Lo que también es cierto es que, sin experimentaciones anteriores, Frank Zappa no habría podido hacer su música. En cuanto al tema terrible de si esta música o las manifestaciones plásticas con computadora son frías, sólo puedo decir que en nuestro caso sólo son un método para conseguir determinadas informaciones que después son pasadas a papel pautado y ejecutadas por instrumentos tradicionales.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_