Libia incrementa de 26,60 a 30 dólares el precio del barril de petróleo
El sector radical de la OPEP, capitaneado por Libia, echó ayer un jarro de agua fría a las esperanzas acumuladas en los últimos días sobre la posibilidad de que la 55 conferencia ordinaria de ministros de petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que comenzó ayer en Caracas, alcance un consenso sobre la unificación de los precios en el mercado del crudo. Libia anunció el domingo un incremento unilateral de sus precios de 26,67 a treinta dólares para el saharian blend (máxima calidad API), con retroactividad al 1 de noviembre, y pidió a la conferencia otro incremento, hasta 34 dólares, para el primer semestre del año 1980.
ENVIADO ESPECIAL,Tras la decisión libia, junto a la de Indonesia (que subió su crudo del máximo 23,50 dólares hasta 25,50) y la de Nigeria e Irán, parece descartable en principio que los países moderados de la OPEP (Arabia Saudí, Venezuela, Emiratos Arabes Unidos y Qatar) impongan su postura de unificar precios sobre el pase de veinticuatro dólares para el arabian light, precio que anunciaron tan sólo cuatro días antes del inicio de la conferencia. Por el contrario, dos fuertes grupos bien diferenciados se disputan ahora el liderazgo del cartel petrolífero, mientras un tercer grupo mantiene una posición ecléctica e intermedia entre ambos.La 55 conferencia de la OPEP, inaugurada ayer por el presidente venezolano, Luis Herrera Campins, se presenta, con estos planteamientos, como la más importante de las dos décadas de historia del cartel petrolífero mundial, que libra una batalla contra reloj para recuperar el papel de árbitro que ha tenido en los años setenta dentro del mercado mundial del crudo. La impresión que existe al principio de¡ encuentro de Caracas es que los ministros de la OPEP mantendrán, ,a grandes rasgos, la estructura de precios diferenciales que fue adoptada en Ginebra el pasado junio (dieciocho- 23.50 dólares), con fuertes variaciones al alza hasta veinticuatro-treinta dólares, según las calidades del crudo, y tengan que convocar en marzo una nueva conferencia extraordinaria para modificar nuevamente los precios.
El jeque Yamani, ministro de Petróleo de Arabia Saudí, adelantó ayer esta interpretación de lo que aquí sucederá, al señalar que «nosotros no aceptaremos ninguna subida de precio durante el primer semestre del próximo año». De las palabras del ministro saudí, que también dijo que mantendrá la producción alta (9,5 millones de barriles) durante el primer trimestre, parece deducirse que Arabia Saudí mantendrá el precio de veinticuatro dólares que, junto a Venezuela, Qatar y Emiratos Arabes Unidos, anunció la semana pasada, con efectividad al 1 de noviembre. Al Oteiba, ministro de Energía de los Emiratos Arabes y ex presidente de la OPEP, cargo en el que ha sido sustituido por Humberto Calderón Berti, también ratificó esta opinión cuando señaló que su país «no modificará ningún precio para su crudo en la primera mitad de 1980».
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Los nuevos precios del petróleo dividen a la conferencia de la OPEP, abierta ayer en Caracas
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La posición moderada en la cuestión de precios, que, pese a las amenazas de cortes en la producción y sustitución del dólar como moneda de pago y de fijación de precios, continúa siendo el tema central de las conferencias ordinarias semestrales de la OPEP fue endosada durante el fin de semana por Kuwait y por Ecuador, que anunciaron su intención de plegarse a una subida de hasta veinticuatro dólares por barril. Con estos dos países son ya seis los que defienden incrementos moderados y entre ellos suponen más del 50% de las exportaciones de crudo de la OPEP.
En el otro frente, sin embargo la posición radical de Libia, a que se sumó verbalmente Nigeria e Irán (aunque estos dos países no anunciaron subidas unilaterales previas), abogó por incrementos de hasta 34 dólares para la primera mitad de 1980 y defendió recortes en la producción como el mejor sistema de la OPEP para mantener intactas sus fuentes de ingresos y protegerse contra la inflación mundial y la desvalorización del dólar.
El ministro libio, Ezzedim el Mabruk, señaló en una conferencia de prensa que el nuevo precio de treinta dólares «estaba muy por debajo del real» e indicó que su país defenderá un aumento superior. Argumentó, en defensa de su posición, que el petróleo ha ido paulatinamente perdiendo valor en su precio de 1973 y señaló que el actual precio de treinta dólares era inferior al de diez dólares que existía en aquel año, si se consideraban los tres factores que influyen sobre el mismo: la inflación mundial, la desvalorización del dólar y el precio de las mercancías occidentales. Por su lado, el ministro de Energía iraní, Ali Akbar Moinfar, rechazó adelantar cualquier cifra de incrementos que su país defenderá durante la conferencia, pero, en una conferencia de prensa, el domingo, reconoció que el «preciojusto» del petróleo se situaba entre 35 y 55 dólares, coste aproximado de las fuentes energéticas alternativas al crudo. La posición de Irán, muy cauta en las expresiones no referidas a sus relaciones con Estados Unidos, sorprendió en los medios de la conferencia, ya que, el miembro del Consejo de la Revolución iraní pareció rechazar cualquier papel de protagonista en el encuentro.
Con las posiciones fijadas de tal manera en la cuestión de precios, parece seguro que los trece miembros de la OPEP tengan que recurrir a los votos, y no a la unanimidad, para presentar una postura al mundo que ofrezca apariencias de unidad interna del cartel Lo que parece claro es que la OPEP, como organización, ha perdido el papel controlador del mercado del crudo y, aunque parezca un contrasentido, lo ha hecho en favor de las compañías intermediarias que, en una situación de desequilibrio entre la oferta y la demanda, vuelven a fijar su ley en el mercado spot, de entrega inmediata, precisamente aquél donde la autoridad de los productores no llega.
Si los trece ministros recurren al voto, fuentes de la conferencia señalaron que el grupo de países que están en la posición intermedia (o que no se han definido de una manera expresa) serán los árbitros finales, pese a que su importancia en el mercado no supera el 20%, frente al 50% de los moderados y el 30% de los radicales. Argelia, Indonesia e Irak pueden tener en sus manos el peso de la balanza, y no se descarta que lo hagan en favor de los moderados.
La cuestión financiera
El segundo gran tema de la conferencia de Caracas -la posibilidad de un acuerdo sobre reducción de la producción-, parece que ha perdido importancia frente a la posibilidad de que se establezca un nuevo sistema para fijar el precio del barril de petróleo. En una situación previsible, en el año 1980, de descenso de la demanda mundial de crudo, como consecuencia de la recesión económica en Occidente, los esfuerzos de Libia e Irán para limitar la producción OPEP diaria (situada en unos veintinueve millones de barriles) han caído en saco roto. Por otro lado, la certeza de nuevos aumentos de crudo, junto a la existencia de grandes stocks acumulados por los países occidentales (más de 4.800 millones de barriles), parece alejar el temor a que el mercado spot registre un nuevo relanzamiento y, por el contrario, vuelva paulatinamente a perder importancia.
Lo que es seguro es que el mercado spot es una realidad, y acabar con él no será posible sin el esfuerzo conjunto de los consumidores.
El tema de la creación de una petromoneda, en la que se fije el precio del crudo, en lugar de en dólares, también será otro tema del que no saldrá nada claro de Caracas. Irán y Libia, y hasta Argelia, defienden la sustitución del dólar como unidad de cuenta del precio del petróleo y mantienen que la divisa norteamericana debe ser reemplazada por una «cesta de monedas», por la que se establezca el precio del crudo. Pero las dificultades técnicas para llegar a este acuerdo todavía no se han superado y un informe detallado al respecto, por parte del comité de estrategia de la OPEP, no se presentará a la discusión de todos los ministros hasta la próxima reunión de la OPEP quizá la extraordinaria, de la que se habla para junio. El tema será discutido en la reunión inmediata a la conferencia que mantendrá el comité de estrategia.
Otra cuestión es la del pago de la factura de petróleo. En este asunto hay varias posiciones y muy encontradas, como son las de Irán, que acepta todo tipo de monedas, con excepción del dólar o la de Libia, que no le importan los dólares o cualquier otra moneda fuerte.
La preocupación subyacente del encuentro de Caracas, igual que en todas las últimas reunio nes de la OPEP, es el impacto de los precios del crudo en las eco nomías particulares de los países especialmente en la de los subde sarrollados.
En este contexto, Venezuela y Argelia propusieron ayer a los ministros de la OPEP que la organización convierta el fondo especial de ayuda a los países pobres en un banco OPEP encargado de reciclar el petrodinero para estos países. La propuesta conjunta argelina y venezolana habla de ampliar el fondo, que tenía unos ochocientos millones de dólares de reservas, a 20.000 millones de dólares. Adicionalmente, Libia ha propuesto que cinco centavos por cada barril de crudo vendido por la OPEP vayan a engrosar las reservas de este fondo.
Para defenderse de los ataques contra la OPEP, Venezuela y Argelia propusieron también que se aceleren los trabajos de creación de la agencia de noticias OPEP, un esfuerzo que podría ser realidad a finales del ochenta.
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