Predominio del cine político y social en Benalmádena
La menor presencia de público -en comparación con las ediciones anteriores- está siendo una de las características de la XI Semana de Cine de Autor de Benalmádena. Este hecho es considerado como lógico por los expertos, ya que el material presentado este año -un total aproximado de sesenta películas- cumple a la perfección la finalidad del festival, y es, por tanto, cine para minorías, para estudiosos. La semana se clausura mañana. Anoche se proyectó El proceso de Burgos, de Imanol Uribe, con una mayor asistencia de público, tal como era lógico esperar.Otra característica de esta edición es la variedad de los temas -presentados, si bien predomina el fondo político y social. El cine andaluz estuvo presentado en la jornada de ayer por cuatro películas: Payaso del 98, de Juan Antonio Martín; Fiesta de Verdiales, de Juan Manuel Calvo; C. A. 79, un enigma del futuro, de Juan Bollain y Nonio Parejo, y Tierra de Málaga, de la Cooperativa Cine de Málaga. El ciclo dedicado al realizador norteamericano Emile de Antonio se inició con la proyección del filme realizado con el documental rodado para la televisión, en el que se recogen las jornadas del proceso McCarthy. La película cuestiona los procedimientos empleados por el comité del proceso a la hora de recabar datos y presentar pruebas.
Otro autor al que se ha dedicado un ciclo ha sido el argentino Fernando Birri, quien, tras la proyección de su última película, Org, explicó que había roto con el realismo social de sus primeros filmes para entrar en la investigación del surrealismo social, y que su película Org está dentro del movimiento pathafísico. No sería Fernando Birri el único en definir su cine como pathafísico, pues poco después, el italiano Ugo Nespolo hacía otro tanto. Para Nespolo, la pathafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias frente a la ciencia y la filosofía que han venido dominando el mundo desde hace siglos en nombre de la razón, llevándonos a catástrofes irracionales. «Demos la máquina de cine», dice el autor italiano, «a los que no saben utilizarla, y a los profanos en pintura los pinceles, y que sean ellos los que hagan las obras de arte entre comillas.»
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