Sesión nocturna para finalizar el debate presupuestario

La discusión de las dotaciones para diversos ministerios -con especial intensidad las de Cultura- y de los presupuestos de los organismos autónomos consumió las últimas horas del debate presupuestario, que mantuvo en el banco azul al presidente y a varios miembros del Gobierno hasta altas horas de la madrugada de hoy. Algunos de ellos contestaron a los diputados de la oposición sobre partidas presupuestarias de sus respectivos departamentos.Una crítica del comunista Josep Solé Barberá, que calificó de «cicatero» el presupuesto de Agricultura, y al Instituto de Relaciones Agrarias como «baluarte de los enemigos de la democracia», suscitó la intervención del ministro de Agricultura, Lamo de Espinosa, quien recordó que el presupuesto de su departamento había aumentado en un 40% para 1980. La defensa que hizo el señor Solé de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias (COAG) sirvió al ministro para insinuar su dependencia del PCE y recibir un fuerte aplauso centrista. Solé replicó que su alusión a las organizaciones agrarias se había extendido también a la Federación de Trabajadores de la Tierra y a la Unió de Pagesos.

Las enmiendas comunistas y socialistas sobre distintas partidas presupuestarias de los ministerios de Agricultura, Comercio y Turismo, Transportes y Comunicaciones, Sanidad y Seguridad Social, Universidad e Investigación, así como en relación al presupuesto-resumen de la Seguridad Social y organismos autónomos. como el Instituto Nacional de Empleo, RTVE y otros, fueron rechazadas por el Pleno del Congreso, que mediada la madrugada todavía contaba en el hemiciclo con más de 250 diputados.

Cabe reseñar también que, con anterioridad, el socialista Esteban Granados había logrado que se aceptara en parte una propuesta suya. Según el texto acordado, el Fondo Nacional de Asistencia Social destinará pensiones, de 4.000 pesetas al mes para quienes cuenten con más de 69 años, a través de un crédito ampliable.

Los socialistas se opusieron, sin éxito, a las subvenciones a empresas periodísticas previstas en los Presupuestos, por considerar que existía un peligro de manipulación por parte del Gobierno en el reparto de los casi 2.000 millones de pesetas.