Los rehenes no norteamericanos de la embajada en Irán, liberados
Cinco rehenes de la embajada de Estados Unidos en Teherán fueron liberados ayer. Ninguno de ellos es de nacionalidad norteamericana -dos son filipinos, uno surcoreano, otro bengalí y, finalmente, un paquistaní-, con lo que en manos de los estudiantes íslámicos ya sólo que dan súbditos de nacionalidad estadounidense. Mientras las autoridades iraníes reiteran que la liberación de todos los rehenes se producirá sólo cuando Washington conceda la extradición del sha, en Estados Unidos parecen confiar más en las actuales presiones diplomáticas -aislamiento de Irán- y económicas que en las militares para lograr el rescate.
Por su parte, el ayatollah Jomeini afirmó ayer que no será posible contener a los militantes musulmanes, que han prometido matar a los rehenes norteamericanos si Estados Unidos ataca a Irán. «Pido a todas las fuerzas armadas y a todos los presidentes musulrnanes que apoyen nuestro movimiento, que es una batalla entre el Islam y la infidelidad y no entre Irán y Estados Unidos», dijo el ayatollah.«Queremos», añadió, «que quede claro que ningún país sobrevivirá a la derrota de Irán.»
Finalmente denunció a Estados Unidos por permitir al sha entrar en el país, diciendo: «Han dado refugio a un delincuente que con la matanza de nuestra nación ha cubierto de sangre nuestras carreteras.»
En Washington confían en que se encuentre una solución al problema en breve plazo y que el recurso a la acción armada sería utilizado sólo en último extremo.
Sin embargo, los incidentes antiamericanos de Islamabad y las manifestaciones del mismo signo en Turquía y Bangla Desh suscitan temor en Washington de que una ola de fanatismo religioso provoque un agravamiento de la crisis con imprevisibles consecuencias.
Para evitar un deterioro aún mayor de la situación, el secretario general de las Naciones Unidas y el presidente del Consejo de Seguridad han elaborado un plan de mediación que prevé una reurnón del Consejo de Seguridad reiteradamente solicitada por Irán, y la creación de una comisión investigadora internacional sobre los presuntos crímenes del sha y conseguir, a cambio, la liberación de los rehenes.
Mientras tanto el otro foco de tensión en el mundo islámico parece no haber quedado aún solucionado. A pesar de que las autoridades de Arabia Saudí afirman tener bajo controlla situación en la Gran Mezquita de La Meca, treinta fanáticos musulmanes armados continúan en su interior y mantienen como rehenes entre treinta y cincuenta personas.
Según fuentes árabes de Beirut, los asaltantes de La Meca pueden pertenecer a una secta musulmana denominada Al Moshtarin, escindida de la suninita Wahabi, que es la predominante en Arabia Saudí. Estos disidentes acusan a la familia real de no aplicar la ley islámica con absoluta. escrupulosidad.
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