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Gromiko aborda en Bonn el tema de la modernización nuclear de la OTAN

Los ministros de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, Hans Dietrich Genscher, y de la Unión Soviética, Andrei Gromiko, han celebrado ya dos largas conversaciones, cada una de más de dos horas, durante la primera jornada del viaje del jefe de la diplomacia soviética a la RFA. Pero hasta ahora no ha trascendido nada nuevo sobre la confrontación entre los dos bloques en materia de armas de alcance intermedio provistas de carga atómica.

A juzgar por las explicaciones de los portavoces oficiales, ambos políticos han insistido, sobre todo, en la aspiración común de dotar a Berlín Oeste «de un entorno en paz». Berlín occidental mantiene su carácter de «piedra de toque de la distensión» y en cita inevitable para los políticos del Este y del Oeste desde la visita a Bonn, el año pasado, deljefe del Estado soviético, Leónidas Brejnev. Franz Josef Strauss, aspirante y canciller por la Democracia Cristiana, no asistió a la comida oficial ofrecida a Gromiko. El tema de la modernización de los cohetes nucleares de la OTAN «también» se ha tratado en las dos conversaciones entre los dos ministros.En definitiva, se observa, será hoy viernes cuando se sepa si soviéticos y alemanes coinciden en fijar una oferta concreta para unas ulteriores conversaciones sobre desarme nuclear. En este sentido, se otorga una importancia capital a la conversación que celebre Gromiko con el canciller Schmidt.

De momento, la disparidad de criterios quedó de manifiesto en los discursos pronunciados anoche por los ministros de Asuntos Exteriores de los dos países, en los que ambos reiteraron sus posturas respectivas.

Hans-Dietrich Genscher calificó de «necesaria» la producción de nuevos misiles atómicos, para compensar la superioridad soviética en vectores de alcance medio.

Gromiko, por su parte, no ocultó su preocupación por los planes de la OTAN de estacionar en Europa Occidental nuevas y más sofisticadas armas nucleares.

Para Gromiko, la alternativa a la creciente carrera armamentista sería el inicio de «conversaciones sinceras», sobre la base de la igualdad y del respeto al equilibrio militar.

Gromiko constató que «nosotros y Alemania Federal no hablamos aquí con el mismo lenguaje», al concluir un día de intensivo «diálogo de sordos».

A pesar de esto, no parece que Gromiko esté dispuesto a formular nuevas críticas contra la postura de Schmidt.

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