España, cuatro años después
«Hoy la transición es todavía incompleta. Hay posiblemente cerca de doscientos activistas vascos en las cárceles, bajo la custodia de la policía o esperando juicio. Los periodistas ocasionalmente son juzgados por la publicación de informaciones que no agradan a las autoridades. España no cuenta todavía con una ley de divorcio. Hay sospechas muy fundadas de casos de tortura por la policía, y una gran parte del trabajo diario gubernamental se realiza por decreto.Sin embargo, el país ha recorrido un largo camino y parece haber cumplido la casi imposible tarea de reconciliar a los enemigos mortales, hasta el punto de incorporarlos en un Parlamento libremente elegido. España tiene una Constitución democrática, con amplias garantías para las libertades públicas, como existen en las constituciones de otros países democráticos. ( ... )
El Parlamento es un foro crecientemente efectivo y lo será cada día más si el cuerpo legislativo desarrolla las leyes constitucionales y los políticos de la oposición aceptan el hecho de que la legislación es una alternativa al gobierno por decreto.
España ya no es el paria de Occidente. No existe la más mínima duda de que el país será miembro completo de la Comunidad Económica Europea en un próximo futuro, aunque las etapas para la adaptación económica puedan requerir algunos años. ( ... )
Hay un nuevo clima en España, un clima de libertad, que es palpable, pese a ocasionales incidentes organizados por los nostálgicos del pasado.( ... )
Hay un peligro. Muchos españoles están desilusionados, debido al aumento de la delincuencia, el elevado número de parados, la amenaza del racionamiento de gasolina, la continua inflación y la violencia separatista. Algunos están perdiendo fe en la capacidad del sistema para poder resolverlo. Polarización y apoyo a soluciones autoritarias puede ser el resultado.»
20 de noviembre
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