Estados Unidos declara el estado de "emergencia nacional" por la crisis iraní
El presidente Jimmy Carter declaró ayer una «emergencia nacional» y ordenó a todos los bancos norteamericanos y a sus sucursales en el extranjero que bloqueen los depósitos propiedad del Gobierno de Irán, impidiendo así que éste cumpliera sus amenazas de retirar miles de millones de dólares de Estados Unidos. Por otra parte, el sha abandonará Nueva York en un plazo de diez días, según reveló la cadena de televisión NBC. El ex emperador volverá probablemente a México.
La ley invocada por Carter de poderes de emergencia en tiempos de paz, de 1977, da al presidente autoridad «para tratar por cualquier medio cualquier amenaza a la seguridad nacional y a la política exterior y económica de Estados Unidos». En la práctica, según los observadores, concede poderes extraordinarios al jefe del Estado y supone también un escalón más en la alerta de los dispositivos militares. La opinión pública norteamericana apoya la escalada de Carter en la respuesta al ayatollah Jomeini.La grave escalada en la guerra económica entre los dos países se inició con unas declaraciones del ministro iraní de Asuntos Exteriores, Abol Hassan Banisadr, en las que anunció la intención del Gobierno revolucionario islámico de retirar 12.000 millones de dólares depositados en bancos norteamericanos e ingresarlos en entidades bancarias europeas.
Mientras cundía la alarma en los mercados monetarios y la cotización del dólar comenzaba a bajar, el presidente Jimmy Carter era despertado por el secretario del Tesoro, William Miller, y pasaba rápidamente a la acción. Antes de que abrieran los bancos, la Casa Blanca había declarado la «emergencia nacional» y Carter ordenaba la congelación inmediata de todos los bienes propiedad del Gobierno de Irán depositados en Norteamérica.
«Yo, James Carter, presidente de Estados Unidos, considero que la situación en Irán constituye una inusual y extraordinaria amenaza para la seguridad nacional, la política exterior y la economía de Estados Unidos y declaro, por consiguiente, una emergencia nacional para hacer frente a esa amenaza», dice el decreto presidencial.
Acogiéndose a los poderes extraordinarios que le concede la situación de emergencia nacional, Carter ordenó a renglón seguido el bloqueo de todos los fondos, propiedades e intereses del Gobierno iraní en Estados Unidos, con el fin de asegurar que las reclamaciones norteamericanas serán atendidas.
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Unánime respaldo de EE UU a las medidas de Carter
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El secretario del Tesoro, William Miller, dijo que la medida ordenada por el presidente es una respuesta a la pretendida acción iraní de retirar los fondos de Estados Unidos y que esta respuesta gozaba del respaldo de la comunidad internacional. Mientras que los iraníes hablan de 12.000 millones de dólares en depósitos, altos funcionarios norteamericanos calificaron de «inflada» esa cifra y estimaron en poco más de 5.000 millones de dólares el dinero iraní congelado por la orden presidencial.
Tanto los candidatos a la presidencia como la inmensa mayoría de los senadores y congresistas, dieron su apoyo a la decisión de Jimmy Carter. Este tipo de acciones son bastante raras en la práctica internacional y en Estados Unidos las últimas que se recuerdan fueron una congelación de depósitos vietnamitas, en 1975, y otra de dinero de Rodesia en 1968.
Se trata de la tercera acción consecutiva tomada por el Gobierno norteamericano desde que comenzara la crisis de Irán, hace once días. Anteriormente, Carter ordenó la deportación de aquellos estudiantes iraníes que hayan excedido el período de estancia en Norteamérica por el que se les concedió el visado, y el pasado lunes suspendió las compras de petróleo procedente de Irán. La medida adoptada ayer no influirá en la suerte de los rehenes, cuyo número se fijó ayer definitivamente en 62 ciudadanos norteamericanos y 36 de otros países, se pensaba ayer en círculos oficiales.
Simultáneamente, el Gobierno de Estados Unidos anunciaba su oposición a que se reúna el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a propuesta de Irán, mientras sigan prisioneros los rehenes. El secretario de Estado, Cyrus Vance, se trasladó ayer por la tarde a Nueva York para discutir con representantes de los otros catorce países miembros la situación y defender su postura de que no debe accederse a la petición iraní. El Consejo comenzó a discutir esta petición anoche, a puerta cerrada.
El ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán, Bani Sadr, podría llegar a Nueva York en las próximas horas, para defender personalmente la petición de su Gobierno. Portavoces oficiales norteamericanos descartaron una entrevista de Cyrus Vance con el ministro iraní, mientras sigan detenidos los rehenes y ocupada la embajada en Teherán, pero, evidentemente, la presencia de los dos cancilleres en Nueva York podría facilitar el diálogo.
El principal depósito iraní en Estados Unidos es un paquete de bonos del Tesoro norteamericano valorado en cuatrocientos millones de dólares, según informó anoche un portavoz del Ministerio. La mayor parte de los fondos iraníes están en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York, en el Bank of America y en el Citibank, además de diversas cantidades distribuidas en entidades bancarias.
Once días después de la ocupación de la embajada norteamericana en Teherán por estudiantes islámicos, la situación había empeorado y se habían desvanecido por completo las efímeras esperanzas que surgieron el martes, cuando los captores de los 62 norteamericanos parecían haber suavizado sus exigencias.
Desde ayer, la embajada iraní en Washington necesitará de un permiso especial para poder pagar sus cheques, algo que el Departamento del Tesoro anunció que concederá de inmediato. Del mismo modo y bajo esta orden presidencial de bloqueo de bienes iraníes, la compañía aérea Iran Air necesitará una licencia especial para sacar sus aviones de Estados Unidos.
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