Machaquito

Ayer terminaba yo mi glosa dorsiana con esta invocación del escritor:-Anhelo aquella Europa ilustrada que ya no era una franqueza, pero aún no era una mentira.

Y hoy, cenando con Tierno, trasunto que este marxista ilustrado anhela, por la otra punta, la misma cosa. En nuestro recorrido lento y dialogal por la vidriería cambiante de los anises (Mono, escarchado, Clavel, etcétera), hemos llegado hoy al Machaquito. Tierno ha pedido Machaquito, haciendo ver previamente que quien lo pide soy yo:

-Usted había dicho que Machaquito, ¿no, Umbral?

Machaquito. Dice que está bueno de sabor, pero yo sé que lo pide por el nombre, por la nostalgia, por la distancia, por el eco torero, republicano y español que hay detrás. A Carmen Díez de Rivera, que es una niña, tenemos que explicarle quién fue Machaquito:

-Un torero que recibía muy bien y no se enmendaba -gacetillea Tierno.

Pienso si Tierno no es, asimismo, un alcalde que recibe muy bien en todos los sentidos (educación con las damas, temple con las embestidas de los enemigos) y no se enmienda, no en el sentido paleocastellano de sostenella y no enmendalla, sino en el de una coherencia y consecuencia consigo mismo de la que el otro día hablaba muy bien Carrillo off the record. (El off the record es el boomerang cherokee que los políticos se arrojan unos a otros, para mal o para bien, como arma de ida y vuelta, como elogio y reproche incruentos.) Si no hay off the record, se ponen a parir.

Pienso, asimismo, que Tierno, a medida que se desconcierta la Historia de España y la historia municipal, a medida que se lentifica su propia biografía política, añora, por caminos nada dorsianos, aquella Europa ilustrada, progresista, volteriana, fourierista, que ya no era una franqueza, como la ordinariez naturalista que pedía Rousseau, pero aún no era una mentira. Aquel XVIII en que Voltaire, Fourier y Sade hacen posible el XIX, o sea Marx, Freud y Baudelaire.

-La gente ha perdido la fe, la confianza en las cosas -me dice Tierno/ Machaquito, chupando del anís taurino- Hay que regenerar el tejido social, la ilusión por algo, la confianza de unos en otros y las referencias comunes de un pueblo, como podían ser la Biblia o el Quijote, referencias que hoy se han perdido. Yo creo, Umbral, que va a nacer algún día un socialismo regionalista, incluso vecinal, dentro de las grandes ciudades, que atenderá a la organización de lo cotidiano, dejándose de abstracciones. Para el futuro confío más en un socialismo espontáneo que en un socialismo de partido.

Yo le iba a proponer a Tierno hacer del Ayuntamiento un falansterio libertario a lo Fourier, ya que otra cosa más sensata no le dejan, pero lo que él me está exponiendo ahora mismo es una teoría de falansterios castos y castizos. Y es cuando llegaron, basca alegre de la noche, los currantes del autotaxi, a cenar por allí y hablar de sus cosas, y vinieron a Tierno, se retrataron con él, le dieron muchas veces la mano, que le han sacado en su revista gremial, y se ve lo que este Fourier/Montesquieu tiene aún de Machaquito para el pueblo de Madrid, de torero decente que recibe bien y no se enmienda.

-Estamos muy contentos -me cuenta- porque hemos descubierto que el Ayuntamiento es dueño de un solar en Velázquez. En cambio, me ha desaparecido el templete de la música de Rosales, misteriosamente desmontado en los cincuenta, y que nadie sabe a dónde puede haber ido a parar.

-En aquellos años, Tierno -le digo-, podía hacerse estraperlo hasta con un templete.

Machaquito. Fourier. El Marx humanista. Montesquieu. Hegel. La basca ilustrada que le ha metido en todo esto. «He terminado de escribir una cosa sobre Galdós. La Historia es una liberación.» Pero está raramente estilizado. «Le sobra a usted medio traje», le dice Carmen. Empieza a adelgazarle, me parece, la melancolía.