Rabat, afirma que la capital del desierto sigue en sus manos
, En un comunicado dado a conocer a última hora de la tarde de ayer, el Ministerio de Información marroquí señalaba que las Fuerzas Armadas Reales causaron 1.085 bajas al Frente Polisario en el ataque lanzado por éste contra la ciudad de Asmara, a partir del sábado 6 de octubre.En la misma acción, y de acuerdo con la fuente indicada, las FAR destruyeron también 195 vehículos del enemigo. El ataque surgió por tres direcciones distintas, sur, suroeste y noreste de la localidad de Asmara.
El Ministerio de Información marroquí reconoce que se produjeron violentos combates y que la aviación intervino durante el domingo 7 de octubre para perseguir a los cuatrocientos vehículos del Polisario que se retiraban.
En la misma nota se indica que las FAR sufrieron 121 bajas entre muertos y heridos.
Aunque el Gobierno marroquí silenció oficialmente, en principio, el ataque del Frente Polisario contra la ciudad de Asmara, en el corazón de Sakiet el Harnra, fuentes oficiosas señalaron en Rabat que la capital religiosa histórica y cultural del ex Sahara español sigue controlada por las Fuerzas Armadas Reales marroquíes.
La actitud adoptada inicialmente por los medios oficiales de Rabat con respecto a ese nuevo ataque del Polisario recuerda a la asumida a fines de agosto, tras la incursión contra la localidad de Lebuirat, situada en el territorio marroquí incluido en las fronteras de 1956 y, por tanto, no cuestionado. En aquella oportunidad, Marruecos minimizó inicialmente la importancia de la acción, a la par que afirmaba que Lebuirat había sido recuperado por las FAR.
Esta vez, y al margen de las correcciones que se imponen a los comunicados de guerra, tanto del Polisario como marroquíes, la realidad es que el simple hostigamiento de Asmara por el Polisario, que en Rabat se admite, supone que Marruecos ha sido alcanzado en el que hasta ahora consideraba su triángulo de máxima seguridad militar, El Aiún-Asmara-Bu Craa.
No es insensato pensar que en Marruecos esta acción, a pesar del inicial silencio oficial, debe haber desencadenado el mecanismo de la alarma máxima, tanto a causa de la importancia militar y estratégica de la ciudad de Asmara como del significado histórico y altamente simbólico de la localidad.
Diplomáticos y observadores políticos acreditados en Rabat se mostraron, en principio, decepcionados -en el sentido profesional- ante la ausencia incomprensible de réplica marroquí. Esta inacción se ha hecho mucho más ostensible desde el ataque contra Lebuirat del 26 de agosto último, y no se corresponde al clima de movilización que mantienen los partidos políticos.
Estos, principalmente el comunista y el socialista, han reprochado abiertamente al Gobierno su incapacidad para hacer frente a la situación. En la última reunión del Comité Central del partido, celebrada el día 30 de septiembre, los socialistas declaraban que como estrategia no basta la asumida por Marruecos, de considerar que su presencia en el Sahara es suficiente. Los comunistas estiman que el Gobierno marroquí debe crear una situación tal que le permita, «en posición de fuerza, hacer entrar en razones a Argelia». Esta concepción se superpone a la de los socialistas, que critican lo que consideran falta de movilización popular y, por supuesto, exigen la constitución de un ejército de liberación y de unidades móviles «capaces de golpear al enemigo en sus propias bases».
Ante estas presiones, el primer ministro, Maati Buabid, declaró el domingo último que «cada marroquí está dispuesto a combatir y dar su vida por el Sahara a la primera indicación de su soberano».
El polisario rechaza la negociación regional
El Frente Polisario, en un comunicado hecho público ayer en Madrid, rechaza que el conflicto del Sahara occidental pueda resolverse en ciertos marcos regionales como propone el régimen marroquí.
«Esta propuesta», añade el comunicado, «constituye una nueva burla y un nuevo desafío a las resoluciones de la Organización para la Unidad Africana, de las Naciones Unidas y de los países no alineados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.