III Encuentro de Música Antigua Ibérica en Zaragoza
Promovida por la institución Fernando el Católico
Con numerosa participación y muy buen ambiente se ha celebrado en Zaragoza, al amparo de la institución Fernando el Católico, el III Encuentro de Música Antigua Ibérica, nombre adoptado definitivamente el pasado año en Coimbra para estas sesiones musicológicas. Por unánime decisión de los participantes en el pasado Encuentro, este último se celebró como contribución a los actos conmemorativos del tricentenario de la muerte de Pablo Bruna, el gran organista ciego de Daroca.
Previamente tuvo lugar la asamblea general extraordinaria de la Sociedad Española de Musicología, presidida por Samuel Rubio, que ha venido desarrollando sus actividades bajo el patrocinio de la Dirección General de Música. En ella, aparte la discusión de varios artículos de los estatutos, se presentó el segundo número de la Revista de Musicología, correspondiente al primer semestre de 1979. Bajo la dirección del profesor Antonio Gallego, la revista ofrece una serie de estudios, notas y aportaciones a la historiografía de la música española, incluyendo además una extensa información bibliográfica correspondiente a publicaciones del año 1978. Destacan los trabajos de Ismael Fernández de la Cuesta y Constancio del Alamo sobre un fragmento de Salterio visigótico con notación medieval, el estudio de Louis Jambou sobre el órgano en la península Ibérica en los siglos XVI y XVII, y el trabajo del profesor Francisco Bonastre, anticipo de uno más amplío que realiza con la beca de investigación en España de la Fundación Juan March, sobre el teórico y compositor del siglo XVIII Antonio Rodríguez de Hita.Durante la asamblea se habló de preparar la programación del segundo centenario de la muerte de Antonio Soler, de la defensa del patrimonio artístico musical y de las próximas publicaciones de la sociedad. Entre éstas se ha previsto un resumen del gran libro teórico de Antonio Soler, Llave de la modulación, con un estudio de la polémica que suscitó; un libro sobre tratadistas de canto gregoriano de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII, además de la obra premiada el pasado año en el concurso anual de investigación que convoca la Sociedad Española de Musicología, es decir, el amplio trabajo de Rafael Mota Murillo sobre el Libro de misas, motetes, salmos, magnificats y otras cosas tocantes al culto divino (Madrid, 1628), de Sebastián López de Velasco.
Constituyó agradable sorpresa la presentación, realmente ejemplar, de la zarzuela de Sebastián Durón, texto de Cañizares, Salir el amor del mundo (1696), cuya transcripción y completísimo estudio se debe al catedrático del Conservatorio de Málaga Antonio Martín Moreno. Esta bella e importante edición merecerá un más extenso comentario próximamente.
El III Encuentro de Música Antigua Ibérica se abrió con una ponencia del profesor del Conservatorio de Lisboa Manuel Morais, quien expuso magistralmente sus revolucionarias teorías acerca de la transcripción de la música renacentista. Morais insistió en la obligación de los musicólogos de hacer transcripciones que sirvan al músico práctico y recordó la riqueza polifónica y rítmica de los cancioneros del siglo XVI, simplificada por las malas transcripciones modernas, que sujetan y restan fluidez a los intérpretes.
La clavecinista Genoveva Gálvez hizo un recorrido sobre la historia del clave en España, su terminología, constructores, testimonios, ciñéndose después a tres grandes figuras españolas del siglo XVIII en la producción clavicembalística: Vicente Rodríguez, Sebastián Albero y Antonio Soler. Muy interesante resultó igualmente la ponencia de Mariano Martín, del Conservatorio de Madrid, acerca de los aspectos de la interpretación de la música barroca en las flautas de pico y travesera, exponiendo las características y evolución de los instrumentos y su repertorio, deteniéndose especialmente en los problemas interpretativos según la ornamentación empleada por las escuelas francesa e italiana. Hizo claras precisiones históricas sobre el empleo de los diversos tipos de flauta, llamando la atención sobre el uso incorrecto de muchos intérpretes modernos de la flauta travesera en obras anteriores a 1680.
El III Encuentro se cerró con una intervención del profesor García Fraile, de la Universidad de Salamanca, quien desarrolló su teoría definitoria de la ciencia musicológica como superciencia que se ocupa de estudiar el fenómeno musical en todas sus manifestaciones, e intenta conocer la obra de arte musical valiéndose del apoyo de otras disciplinas afines. Su planteamiento fue contestado por algunos congresistas, que quisieron resaltar las peculiaridades propias de la música, las cuales dificultan la aplicación, para su estudio, de los mismos métodos que usan otras ciencias. Se reivindicó también, frente a la historia total e interdisciplinar como método, la validez de la historia episódica, fundamental a veces para extraer conclusiones generales.
La representación portuguesa ofreció para el año próximo, contando con el apoyo del Ministerio de Cultura de Portugal, la ciudad de Evora como sede del IV Encuentro de Música Antigua Ibérica, propuesta gustosamente aceptada por todos los asistentes.
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