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Pequeños incidentes en el funeral por los jefes del Ejercito asesinados

Con algunos pequeños incidentes, que no lograron, sin embargo, interferir el normal desarrollo de los actos previstos, se celebró ayer en el cuartel de Garellano (Bilbao) el funeral en memoria de los dos jefes del Ejército asesinados la víspera, en un atentado que ayer reivindicó ETA militar.

El acto, que tuvo un carácter estrictamente castrense, fue presidido por el ministro de Defensa, Agustín Rodríguez Sahagún, y el capitán general de la VI Región Militar, teniente capitán general de la VI Región Militar, teniente general Antonio Pascual.

Ambas personalidades llegaron al cuartel de Garellano a las once de la mañana, tras haber visitado en el hospital de Basurto al soldado Gustavo Pérez, herido en el mismo atentado. Un pequeño grupo de personas, concentrado en las proximidades del cuartel, lanzó algunos gritos -«Gobierno, dimisión» y otros similares al ver aparecer al ministro.

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En el patio central del cuartel se encontraban formadas una compañía del regimiento de Garellano, otra de las COES -boinas verdes - y sendas secciones de la Policía Nacional y Guardia Civil. En lugar preferente se encontraban el jefe del Estado Mayor de la VI Región Militar, Miguel Fontella; el jefe de la V Zona de la Guardia Civil Y una representación de jefes y oficiales de los tres ejércitos. Los féretros del coronel Pérez Zamora y el comandante Ezquerro, llevados por compañeros de su misma graduación, fueron colocados ante el altar, junto al que se encontraban los familiares de las víctimas.

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Tras la misa de campaña, oficiada por el capellán castrense, el ministro de Defensa saludó al padre del comandante Ezquerro, coronel retirado, a quien abrazó efusivamente. Sin embargo, una, hermana del comandante muerto, que desde el final del funeral se había mantenido inmóvil, con los brazos cruzados, se negó a estrechar la mano que le tendía Agustín Rodríguez Sahagún, al tiempo que pronunciaba una frase de la que sólo fueron audibles para los informadores las palabras «se podía haber evitado».

Finalizado el acto, los féretros con los restos de los dos militares asesinados fueron trasladados a Zaragoza, el del comandante Ezquerro, y a Tenerife, el del coronel Pérez Zamora. Mientras tanto, miembros de la Policía Nacional, que controlaban las calles próxim as al cuartel, habían alejado de la entrada de éste al grupo de personas que, más numerosos y enarbolando una bandera española, lanzaron de todas formas gritos como «Ejército, al poder». «No más asesinatos», y «ETA, asesina».

Permanecían ayer por la noche detenidos en la comisaría de Bilbao dos dirigentes de Herri Batasuna, Josu Aizpurúa y Mike1 Zuluaga, según informa nuestro corresponsal Javier Angulo. Los detenidos fueron conducidos a las dependencias policiales tras el registro y requisa de material que la policía realizó ayer por la tarde en los locales de HASI, una de las fuerzas -no legalizada- que integran la coalición.

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