Calidad y expectación en el Concurso Reina Sofía
Los intérpretes premiados ofrecieron el último recital
El Concurso Internacional de Interpretación Musical Reina Sofía ha concluido con un balance muy positivo, a juzgar no sólo por el número de espectadores y oyentes -cerca de 15.000 asistentes en sucesivos días al Teatro Real, más los oyentes de Radio Nacional, porque los conciertos eran transmitidos en directo-, sino también por la acogida favorable que le han dispensado los críticos, quienes han coincidido en señalar la alta calidad de los intérpretes. Los ganadores de los seis premios, dotados con 800.000 y 500.000 pesetas, ofrecieron un recital final.
En un Teatro Real lleno, expectante y caluroso, los seis galardonados del Concurso de Interpretación Musical Reina Sofía desarrollaron, el pasado día 18, un excelente recital -transmitido en directo por RNE y grabado por TVE-, en el intermedio del cual el director de Radio Nacional, Luis Angel de la Viuda, hizo la entrega de premios, y pronunció unas breves palabras de agradecimiento a cuantos han participado en la realización de este certamen musical que de manera tan brillante culminaba con este concierto.Abrió la sesión la flautista canadiense Ellen Cash -segundo premio-, interpretando la Sonata K. 454, de Mozart, con la cuidadosa y expresiva compañía pianística de Josep Colom. Ellen Cash volvió a mostrar un sonido bello y homogéneo en todos los registros, haciendo un Mozart, en mi opinión, más preciosista que hondo.
Sharon Isbin -segundo premio de guitarra- tocó páginas españolas: Danza n. º 5, de Granados; Mallorca, de Albéniz, y Zapateado, de R. Sainz de la Maza. Creo que la americana, cuando venza lo que podríamos llamar cierto «exceso de respeto» a una sala grande y repleta de público, va a hacer una interesante carrera, pues su musicalidad es de la mejor ley.
La primera parte del recital concluyó en clima de apoteosis con la actuación del jovencísimo pianista brasileño José Feghali, quien cautivó al público interpretando con singular personalidad y gusto el Andante spianato y gran polonesa, de Chopin. Estimo acertadísima la baza de futuro quejugó eljurado de piano al premiar a pianista de tal talante artístico.
Tras el descanso, los concursantes más destacados por los veredictos de los respectivos jurados se encargaron de confirmar lo acertado de los mismos, pues escuchamos no solamente a artistas de magnífico porvenir, sino a concertistas ya hoy «hechos». Jadwiga Kotnowska fue (como la Cash) segundo premio de flauta -única especialidad sin ganador absoluto-, pero recibió además un premio especial por su interpretación de la Sonatine, de Boulez, que fue la obra escogida para este concierto. Hizo la polaca una impresionante exhibición de técnica, de calidad interpretativa y de dominio de esta dificilísima obra, que tocó sin partitura. La pianista acompañante, Barbara Halska, espléndida también, tuvo, no obstante, un lapso de memoria que sirvió para que admiráramos la profesionalidad de la flautista para salvar la situación con reflejos y solvencia.
El único español en el palmarés del II Concurso Internacional Reina Sofía, el guitarrista Diego Blanco, fue aclamado tras sus interpretaciones de la Sonata L. 23, de Scarlatti; Tema y variaciones, de Sor, y Asturias, de Albéniz, en las que derrochó seguridad técnica, buen gusto al frasear y temple de auténtico concertista, además de una generosa sonoridad.
Por fin, el griego Janis Vakarelis -primer premio de pianohizo un admirable Corpus Christi en Sevilla, de Albéniz, pleno de hondura y salvando holgadamente sus dificultades, arrastrando después al público con su postrera interpretación de la Rapsodia húngara n. º 6, de Liszt, pieza brillantísima que tocó con abrumador poderío técnico y espléndida gradación dinámica.
En suma, un extraordinario concierto, a la altura de este Concurso Reina Sofía.
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